Personalidades del mundo de la cultura y la política y lectores anónimos visitaron ayer la capilla ardiente de la escritora y académica Ana María Matute, fallecida el miércoles en Barcelona a los 88 años, en el tanatorio de Les Corts. Por deseo de la familia, la capilla estuvo abierta al público para que sus numerosos lectores pudieran dar su último adiós a la escritora barcelonesa.

Uno de los primeros en acudir fue el que había sido su compañero en la Real Academia de la Lengua y amigo el poeta Pere Gimferrer, quien se mostró bastante afectado.

Coincidencias o no, Ana María Matute ocupa la misma sala número 13 donde hace unos meses estuvo su amiga y también escritora Ana María Moix, quien fue la que le presentó a Gimferrer en un bar en los años sesenta.

Junto al féretro había coronas de flores de familiares y amigos, así como las enviadas por los Reyes de España, y por don Juan Carlos y doña Sofía o por el presidente de la Generalitat, Artur Mas. El tanatorio de Les Corts acogerá hoy la ceremonia religiosa a las 13 horas para despedir a la autora de Olvidado rey Gudú antes de ser incinerada y depositadas sus cenizas en un panteón de Montjuïc.

Por la sala desfilaron el director de la Agencia Literaria Carmen Balcells, Guillem d'Efak; la editora de Destino, Silvia Sesé; y el director de Destino, Emili Rosales.

El conseller de Cultura, Ferran Mascarell, el editor Jorge Herralde y las escritoras Maruja Torres y Pilar Castro Villaba fueron también a rendirle homenaje. Su hijo único, el historiador Juan Pablo Goicoechea Matute, afirmó con resignación que «es ley de vida que los hijos entierren a sus padres» tras indicar que su madre «vivió siempre como quiso».

En el libro de condolencias, junto a palabras de personalidades del mundo de la cultura como su amigo Pere Gimferrer, quien dedica cariñosamente a Matutona un «nunca te olvidaré», se pueden leer en sus páginas líneas escritas por lectores y admiradores anónimos: «Gracias siempre por liberarnos con tus palabras»; «Siempre nos quedará la Paulina»; «Un poco más solos, un poco más huérfanos, un poco más tristes»; «Tu literatura y tu persona han hecho mi vida más completa».