Su capacidad de resistencia y recuperación llevó a la dinastía Han a convertirse en una de las más prósperas de la historia de China. Por eso sentaron las bases del pensamiento político y ético, conformaron un nuevo orden de Estado, instauran las oposiciones a la administración y comenzaron a comerciar con pueblos lejanos. Todo ello sin dejar atrás sus avances en el mundo de la ciencia y la tecnología. Esta dinastía, que se desarrolló entre los años 206 antes de Cristo y 220 después de Cristo, llega ahora a Alicante a través de la exposición Señores del cielo y de la tierra, que se inaugura mañana en el MARQ, con la presencia del embajador de China en España, Zhu Bangzhao, para que «conociendo el pasado podamos analizar el presente y mirar al futuro», aseguró uno de sus comisarios, Jorge Molina, durante la presentación de esta muestra internacional que se podrá ver hasta el 11 de enero.

Un total de 256 piezas, gran parte terracotas, bronces y jade procedentes en su gran mayoría de colecciones privadas, se han reunido para esta exposición, lo que le imprime una doble característica: hay muchos objetos que no se han expuesto nunca y el hecho de que es la primera vez que este fondo se ve de forma conjunta. «Este museo asume el papel de canalizar este importante legado cultural para acercarlo a la sociedad alicantina y de todo el país», aseguró el directo técnico del MARQ, Manuel Olcina.

Decir que bajo la dinastía Han en China se inventaron mecanismos y utensilios tan fundamentales como el papel o la manivela o la brújula o el sismógrafo o la carretilla o el paracaídas dice mucho de esta civilización que potenció sobremanera la música, hasta el punto de que creó una oficina para gestionar la enseñanza musical en el año 180 a. C. que tuvo continuidad ininterrumpida hasta 1914, apunta Jorge Molina. «Algo muy importante es que instauran la gestión del conocimiento, a través de una orden imperial por la que cualquier mejora técnica se debe llevar a la biblioteca central para que se difunda por todo el país».

Son dos salas las que ocupa esta muestra, que incluye además 23 vídeos que explican las piezas por temáticas, además de otras dos zonas externas, en el pasillo. El carácter didáctico queda en los dos bloques externos, a través de paneles que muestran la cronología, la estructura política y la extensión geográfica de esta civilización, acompañados de un audiovisual que explica la evolución y el significado de la escritura china.

La primera sala se denomina Señores del cielo y se centra sobre todo en los rituales funerarios, ya que su cultura incluía enterramientos con numerosos objetos, todos los que podían utilizarse en la otra vida. Y aquí destaca una pieza única, según el comisario, una lámpara zoomorfa de bronce, «que es ecológica, de aceite para que no contaminase y no se encuentra ni en los museos chinos». También se pueden ver vasijas policromadas con forma de capullos de seda (cocoon), una de ellas con una decoración poco común. Se muestran asimismo recipientes que imitan el vidrio, que fue otro de sus logros, discos de jade para proteger el pecho de los difuntos, inciensarios o cerámica con motivos geográficos, que también es algo original. En este bloque, se proyectan también imágenes del territorio chino captadas a través de un satélite de la NASA.

«En un enterramiento se pueden encontrar hasta 2.000 objetos -resaltó Pablo García de Paredes, otro de los comisarios junto a Zonghui Xu-, lo que varía es la calidad de los materiales con que están hechos según la clase social».

La segunda sala se centra en Señores de la tierra, en torno a la vida cotidiana, el ejército, los caballos o el mundo femenino. «El caballo fue fundamental para esta dinastía, como fuerza motriz y para la batalla», afirmó García de Paredes. Y en cuanto a la mujer, la dinastía Han fue la que prohibió que los señores fueran enterrados con sus concubinas vivas. «Prohibieron esa costumbre y lo que hicieron fue estatuillas que las representaban para los enterramientos».

La exposición, destacó Jorge Molina, se ha desarrollado «con un lenguaje que llega a todos los públicos y con herramientas contra la xenofobia; ese es el mayor logro que vamos a conseguir».

La muestra, patrocinada por Asisa y la Fundación CajaMurcia una vez más, fue definida como «un nuevo hito en nuestro museo» por el diputado de Cultura, Juan Bautista Roselló, quien agradeció a la reina Sofía que aceptase presidir el comité de honor de la exposición.