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Cómo dar vida a una exposición

Las galerías diseñan sus inauguraciones para atraer al público con actividades extra

Cómo dar vida a una exposición

El arte no se vende solo y ya son historia las inauguraciones de exposiciones con un vino de honor; ahora, entrar en una galería para contemplar la obra de un artista puede ser un momento poético o convertirse en una fiesta. Eso lo tienen muy claro algunos galeristas y responsables de museos alicantinos, que para acercar el arte contemporáneo al público son capaces de llevar a la galería a una banda municipal, a un monologuista o a la Escolanía del Misteri.

Todo eso y más lo ha hecho Mustang Art Gallery desde que abrió sus puertas en julio de 2010 en el parque empresarial de Elche. «La sala nace con el espíritu de acercar al público el arte contemporáneo y hacer de puente con la sociedad. Ya que estamos apartados, en un polígono entre Alicante y Elche, tenemos que diseñar estrategias para que la gente venga y dar difusión a otras disciplinas», explica Juan Fuster, director de la sala Mustang.

Fuster recuerda la primera exposición, en la que además se inauguraba el edificio. El artista era Kribi Heral; la exposición, Conversaciones en el murmullo; y la puesta en escena fue meter a Kribi con su grupo de música en una caja de metacrilato de 7 x 3 metros pintado de blanco por fuera, «dimos al público rascadores para que la gente viera quién estaba dentro tocando y Kribi tapaba los agujeros con más pintura. Fue muy cañera, muy punk, y la idea era marcar un poco esa línea», rememora. No hay fotos, aunque en la web de Mustang hay un video que lo recuerda.

Desde música clásica a bandas de rock, danza o DJ. A Olga Diego la acompañaron Versos Rotos, a Extrarradio una performance y Lolita Cromañón, a Víctor Cámara la banda La Paz de Sant Joan, a Helene Crecent la Escolanía del Misteri d'Elx y la exposición de SOS Arte 2012 se llenó con el humorista Ernesto Sevilla. «En esa acabamos a las 2 de la mañana pero normalmente lo hacemos de 8 a 10 de la noche. No solo tocas arte contemporáneo, sino otras ramas y cuanta más gente haya implicada en la inauguración más éxito tienes para dar la máxima difusión al arte y al artista». En cada presentación Fuster oscila que se gastan entre 1.500 y 2.500 euros, ya que cuentan con el apoyo de la Fundación Pascual Ros Aguilar.

Las inauguraciones de Parking Gallery, en pleno centro de Alicante, también son especiales, «procuramos que además de ver las obras, la exposición tenga un punto divertido, sea un evento social y la gente se lo pase bien», señala Jaime Pérez, propietario con Chini Manero de la sala en su cuarta temporada, que insiste en que «en la galería pasen cosas» con actividades diferentes «para romper el prejuicio de seriedad de una galería».

En sus aperturas no cabe un alfiler y siempre hay música, ya sea electrónica, rock o algo acústico, pero también danza, audiovisual o poesía. A las 11 de la noche acaban «para evitar que la gente se desmadre más de la cuenta, porque esto no deja de ser una galería de arte» y añade Pérez que «la inauguración es igual de importante que las actividades programadas de la exposición».

Un ejemplo es la actual muestra de Eduardo Infante, abierta «con la banda sonora de las canciones con las que pinta», a la que siguió un recorrido con el artista en la que contaba sus técnicas, gustos literarios o cinematográficos y la próxima será enseñar las carpetas con los dibujos que no han podido exponerse.

Begoña Martínez, de la galería Aural, realiza siempre dos inauguraciones: una por la mañana para público reducido y otra por la tarde para el público general, con encuentros con los artistas a mitad de exposición y en la clausura y, en cuanto puede, lleva a músicos.

«Mi galería es humilde y mi inversión es para la producción de la exposición, pero si tuviera más capacidad económica siempre lo haría porque me gusta unir distintas artes, no por amenizar sino para que tenga su propio protagonismo y se integre con la obra», explica, tras recordar que en la última muestra de Paula Anta tocó el compositor Carlos Izquierdo y por primera vez puso una entrada de 3 euros. «Y se llenó, había cola para entrar y fue muy bien. Hay caras nuevas y es una ocasión para que venga gente que nunca ha venido a la galería», añade.

El centro de arte L'Espai, inaugurado hace un año, se suma a las inauguraciones acompañadas de algo más que la explicación del artista. La última, una presentación de libro de Pepe Calvo, incluyó una performance que conjugó danza, lectura y música, «intentamos salir de la tradicional lectura de textos» indica Luis Rivera, que añade que en la muestra de David Sardaña «metimos a actores dentro de las jaulas y el vídeo ha tenido ya más de 18.000 visitas». En ambos casos recurrieron a la escuela de danza de Fructuoso Gil.

Aunque los museos públicos apenas realizan actividades extra en sus inauguraciones, el MACA es una excepción. La danza casi nunca falla en las exposiciones y Asun Noales y su compañía OtraDanza han sido habituales, «pero también hemos tenido música, conciertos de guitarra clásica, de jazz, música de cámara, incluso en la plaza Santa María», apunta Rosa Castells, la conservadora de las colecciones del MACA, en el que siempre hay visitas guiadas y en otras ocasiones, actividades relacionadas con la muestra para escolares, el público del futuro.

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