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El centenario Orfeón de Alicante lucha por evitar su desaparición

La coral formada en el año 1901 tendrá que abandonar el día 30 su sede, ya que la Fundación Obra Social Caja Mediterráneo ha comunicado que no puede seguir financiando el alquiler

Vista general de la sala de ensayo del Orfeón Alicante donde se ve uno de los pianos. héctor fuentes

El doctor Rico Pérez puso en marcha en 1901 una agrupación de voces masculinas que tomó el nombre de Orfeón de Alicante. A mediados del pasado siglo, Antonio Ramos Carratalá decidió que esta coral siguiera su camino al abrigo de la entonces Caja de Ahorros del Sureste, a través de un convenio por el que mientras existiese Obra Social el coro también lo haría. Y así ha permanecido hasta ahora. Más de un siglo después, este conjunto de voces lucha por no desaparecer, ya que los problemas económicos y la falta de actuaciones lo han llevado al borde del abismo.

La semana pasada, con un mes de antelación, la Fundación Obra Social Caja Mediterráneo comunicó a sus miembros la imposibilidad de seguir pagando el alquiler del local donde no solo ensayan sino que se ha sido su sede a lo largo de los últimos años. Ese espacio, en un edificio frente a los Franciscanos, contiene su historia viva pero también un patrimonio labrado a lo largo de más de un siglo de existencia.

Entre esos fondos, cinco pianos -uno de media cola y cuatro verticales-, multitud de partituras -algunas de ellas dedicadas por sus compositores-, trofeos y placas de homenaje y reconocimiento, y también un dibujo de Gastón Castelló y otro de Emilio Varela, dedicados expresamente al Orfeón Alicante.

Ahí es donde está el problema, tal como asegura la presidenta de esta agrupación, María Dolores Tomás Carratalá, que «nació» en el Orfeón, «ya que mis padres eras los dos cantantes», y que ahora lleva una década en su cargo. «El problema es el de financiación porque antes la Obra Social nos pagaba el local y los gastos, pero si nos tenemos que ir de ahí no sabemos dónde ubicar todo nuestro patrimonio».

La Fundación Caja Mediterráneo ha ofrecido a este colectivo el Aula de Cultura como centro de ensayos, «por eso ensayar no es el problema». De hecho, «también podemos gestionar ensayar una vez a la semana en el ADDA o en un colegio», pero «lo que no tenemos es sede».

La presidenta del Orfeón Alicante recuerda que hasta hace tres año la entonces Obra Social CAM cubría tanto los gastos del local, incluidas agua y luz, como del director y el pianista. A partir de entonces, la entidad les pidió que se dieran de alta porque les comunicaron que solo se ocuparían de los gastos del local y de proporcionarles conciertos por los que les pagarían. De esta manera se constituyeron como asociación y asumían los gastos y pagos al director y al pianista con lo que cobraban. «Pero eso se terminó el año pasado porque cada vez hemos tenido menos conciertos, en el último año muy pocos y desde octubre de 2013, nada».

En estos momentos, el Orfeón Alicante lo conforman una treintena de cantantes, cuando llegó a contar con un centenar, «porque la gente se ha ido yendo». Los «supervivientes» se reunieron el pasado miércoles en su todavía sede para intentar buscar una solución. «Establecer una cuota se descartó porque no todo el mundo está en condiciones de hacerlo», asegura María Dolores Tomás. «Decidimos que nos vamos a poner en contacto con la dueña del local para ver si nos puede dar un poco más de tiempo; si llegamos a un acuerdo y podemos prorrogarlo dos o tres meses, eso nos da tiempo para poder encontrar un lugar que no nos cueste dinero para colocar nuestro patrimonio, porque ahora no generamos ingresos».

Una medida que ya se ha tomado ha sido enviar una carta al Banco SabadellCAM ayer mismo «para intentar que nos cedan un espacio como sede de forma gratuita». También han solicitado a la Diputación entrar en su circuito para conseguir actuaciones. «Estamos pendientes de que nos paguen unas facturas que nos deben y así poder pagar el local unos meses para ir solucionando los problemas paulatinamente».

Por su parte, el director gerente de la Fundación Caja Mediterráneo, Javier Rodríguez Teruel, hizo hincapié en que su objetivo es reducir gastos y que «no es lógico pagar el alquiler por un espacio cuando tenemos el Aula de Cultura que es perfecto para que puedan ensayar y así se lo hemos ofrecido; ellos necesitan un local y nosotros queremos proporcionárselo». Sin embargo, aseguró que «nos nos han dicho nada del patrimonio, sería cuestión de estudiar si es posible que se pueda habilitar algún espacio, pero no nos lo han planteado de momento; habría que estudiarlo y ver si se puede».

También destacó que la Fundación «está en proceso de hacer el inventario de todo lo que tiene y de las cosas en las que participa», en referencia a la posibilidad de que alguno de los pianos que se encuentran en el Orfeón Alicante tiene en su sede fuera propiedad de la Obra Social.

Rodríguez Teruel mostró su mejor predisposición para estudiar la situación, pero insistió en que no se puede pagar un alquiler «si tenemos un espacio nuestro por el que no hay que pagar». Reconoció asimismo que hay dos facturas impagadas a esta agrupación y que se va a agilizar todo lo que se pueda el pago para facilitar las cosas, además de comprometerse a «proporcionarle alguna actuación, en el momento que se pueda».

Haciendo historia

El Orfeón Alicante es una de las pocas entidades centenarias con las que cuenta la ciudad. A lo largo de su historia ha estado dirigido, entre otros, por Tomás Aldeguer, Ruiz Vaquero, Coderch, José María Vives y, desde 2002, Enrique Muñoz Sancho, subdirector del Conservatorio Superior de Música Óscar Esplá. Su sede pasó de un teatro en la calle Gerona, a un local de la Plaza Calvo Sotelo y después al espacio actual.

Esta agrupación convivió durante años con el Orfeón Stella Maris, creado por la Obra Social CAM en 1958 con voces femeninas, para completar al Orfeón Alicante, entonces solo de hombres. Las actuaciones conjuntas fueron habituales como Agrupaciones Corales CAM y así funcionaron hasta hace tres años, cuando tuvieron que constituirse como asociación y el Stella Maris perdió su denominación.

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