Votar botando

Domingo, 25/05/2014. Filosofía. Ensayo. Título: En el mismo barco. Autor: Peter Sloterdijk. Editorial: Siruela. Regalo.

Resulta extraño. Hoy toca votar pero también botar. Por tu equipo o tu partido. Todos quieren ganar en Europa. La copa o las elecciones. Habrá incluso quien vote y bote. En la urna y en la fuente. Es la soberanía popular. La dictadura de la mayoría, que unas veces se llama opio del pueblo y otras democracia. Es decir, poco pan y mucho circo. Todos estamos en el mismo barco. A merced del temporal. Aunque hayan camarotes de primera, de segunda y de tercera. Sloterdijk comienza su ensayo poniendo en cuestión el dictum de Bismarck: la política es el arte de lo posible. Y va atravesando hechos y periodos con una lucidez cegadora.

La bolsa y la vida

Lunes, 26/05/2014. MUA, Alicante. Exposición: Caligrafía japonesa en España. Entrada libre. Parking gratuito.

Se acabó. El dinero me refiero. Esta mañana sonó la alarma. Saldo negativo, lo llaman. O números rojos. O descubierto. Qué palabras tan feas. No parece razonable que en el tiempo del eufemismo -cuando a un reo se le denomina interno- no se haya manufacturado una expresión que nos resulte menos lesiva y humillante. Indisposición transitoria del crédito o suspensión temporal de la capacidad de consumo, por ejemplo. Total, por un puñado de ejavascript:cargarFckEditor('pTexto');uros. Así que hasta el próximo sábado cuando reciba mi asignación, me veo obligado a limitar mi capacidad de acción. Siempre digo que cuanto más gasto más gano. Es un axioma al que le tengo mucha fe. Pero toda regla tiene su excepción. Así que me propongo vivir de rentas. De momento cuento con medio depósito de diesel, la suscripción a Spotify y a Filmin pagada y varias decenas de libros sin leer. Antes de volver a Elche, he pasado por la UA. Por intentarlo que no quede. Y nada. Oriente no me pone. No siento esa fascinación de la que habla todo el mundo. Me temo que es un problema conocido como escepticismo. O, simplemente, que no toca.

Monomanía

Martes, 27/05/2014. Libro. Título: La señorita Mapp. Autor: E.F. Benson. Editorial: Impedimenta. Regalo.

Estoy en racha. No salgo de una y ya estoy metido en la siguiente. Pasará, imagino. Mientras tanto aquí sigo. «La señorita Mapp es avara, intrigante y rencorosa, además de una cotilla de cuidado. Una mujer, en suma, tan fascinante y letal como una cobra.» ¿Cómo resistirse? Ay.

El fútbol es así

Miércoles, 28/05/2014. documental. Título: Coach Zoran and His African Tigers. Director: Sam Benstead. Filmin. Suscripción.

Lo voy a contar. Rollo telégrafo. Sudán del Sur es la nación más joven del mundo. Antes eran musulmanes, ahora son cristianos. Ahora hablan inglés. Entre las prioridades del nuevo estado se encuentra tener una selección nacional de fútbol. Contratan a un serbio. Se llama así mismo Tiger. Es un cruce de Hulk Hogan, Pesadilla en la cocina, Jesús Gil y el campeón mundial de lanzamiento de tronco. No tiene recursos ni presupuesto. Se encarga de fabricar la primera portería del nuevo estado. Como es el único blanco y no tiene coche, los nativos lo llevan y lo traen en bici, en motocarro o en tartana. Se entrevista con el presidente. Le promete estar en el Mundial. La estrella del equipo tiene algo así como 84 hermanos y 74 hermanas fruto de la poligamia de su padre. Dice que va a ser como Ronaldo. Consiguen formar el primer equipo. Empiezan a entrenar en un bancal. La pobreza es extrema. Para motivar a sus chicos, Tiger, compra un carnero como mascota oficial, lo instala en la bañera de su dormitorio y lo bautiza como Champion. Se produce una crisis derivada del comercio del petroleo. El presidente anuncia recortes en un inglés nivel Follow me coronado con un sombrero tejano. Todo así. Tiqui, taca. Sin freno. Y todo eso ocurrió a partir del año 2011 cuando se produjo, después de años de guerra civil y dos millones de muertos, la independencia de Sudán del Sur. Pues eso, que el colonialismo es cosa del pasado. Pero el disparate está de plena actualidad.

Cantidad o calidad

Jueves, 29/05/2014. Galería Aural, Alicante. Artista: Anna Bella Geiger. Entrada libre. Parking: 1,15€.

Hoy, cabría afirmar que la ciencia raya en la obviedad de una forma bárbara. A las noticias que publica este periódico me remito. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Miguel Hernández descubrió que «pasar horas y horas en el sofá de casa delante de la televisión engorda». Nunca lo hubiese podido imaginar. «Investigaciones recientes de la Universidad de Utah han demostrado que las feromonas juegan un papel poderoso en la sexualidad humana». Increíble. Nunca lo sospeché. Fuentes bien informadas me cuentan que un grupo de expertos está a punto de confirmar la hipótesis de que los hombres guapos tienen más éxito social que los hombres feos. Un día se certificará que los ricos viven mejor que los pobres y nuestra concepción del mundo se verá abocada a un nuevo paradigma. Doy por hecho que en otras ramas del conocimiento los descubrimientos seguirán siendo descubrimientos: la electricidad, la penicilina, la vacuna contra el VIH. En fin, esas cosas. Y que los centros del conocimiento, la élite de nuestra sociedad, andará inmersa en cuestiones que no sean evidencias conocidas por cualquier ser humano en pleno uso de sus facultades mentales. Todo esto sólo puede ser consecuencia del síndrome conocido como Cifras y Letras: la necesidad de producir sin descanso -dime cuánto haces y te diré lo que vales-; la premura por generar titulares: hoy mejor de mañana, ayer mejor que hoy; la medición de audiencias; la suma de espectadores; el recuento de visitantes. Olvidando, de forma interesada, que la cantidad se cuenta pero la calidad se mide. Y medir precisa de técnicas, tiempos y modos distintos. Y el resultado de este parámetro homogeneizador se evidencia cuando se califica la valía de una exposición por su capacidad para generar colas; o cuando se deduce o induce el valor del libro no por lo que se lee y por cómo se lee, si no por el número de ejemplares que se venden. Pues nada. Si exposiciones solventes, ricas, nutrientes y referenciales como esta -u otras- gozan de un público menos cuantioso y una trascendencia menor que otras cuyo único mérito es el empadronamiento del autor, habrá una razón. Pero será una sinrazón.

Raro y bonito

Viernes, 30/05/2014. Documental. Título: Confesiones de un banquero. Director: Marc Bauder. Filmin. Suscripción.

Qué bonito. Y qué raro. Qué bonito es que Alicante tenga un festival de cine. Y qué rara resulta su programación. Qué bonito es hacer un homenaje al western. Pero qué raro no encontrarse con John Ford o Howard Hawks en la selección. Qué bonito es homenajear al gran Juan Diego. Y qué raro es entregar un premio a un actor por decidir -su valía, su filmografía, su talento- como Hugo Silva. Qué bonita y necesaria es la solidaridad. Y qué forzado, piadoso y extemporáneo resulta llamar solidario al cine que habla de la enfermedad o de la injusticia. Ahora, todo es muy bonito. Eso sí. Pero un poquito raro también. Iba a ir a ver la película de Ramón Salazar y la amenaza de lluvia me ha disuadido. Me he quedado en casa. Y como castigo, me he chupado este documental. Ingeniería financiera, agencias de calificación, productos opacos, bancos malos, nacionalización de las pérdidas. Al final no ha caído ni una gota. Qué raro. Mañana volveré a tener saldo. Y todo será más bonito. Y, por qué no, también raro.

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