No es necesariamente pesimista su obra. Más bien es un juego en el que hay que ver lo que no se ve, lo que el artista llama «el proceso del antivisual». Primero fueron sus Mini Yo, unos trazos que esbozaban figuras aparentemente tiernas, pero con una carga de violencia. Después llegaron las manchas negras para desdibujar, para trastocar al espectador. Tenebrismo o luz. Atracción o repulsión. «De todo un poco», asegura el artista Pablo Bellot (Alicante, 1976) que hoy, a las 20.15 horas, inaugura una exposición en la Casa Bardín, con el sugerente título Estudio de mancha negra. No sé qué pasa que lo veo todo negro.

La sonrisa amarga que provoca su lectura conduce hacia la sátira, hacia un juego con el que Bellot utiliza el trazo negro, el mismo color que define su humor, para cubrir lo conocido y conducir al que ve la obra a la «negación de la imagen». «Con toda la saturación de imágenes a la que se enfrenta el individuo contemporáneo, conseguir que una imagen impacte es muy complejo», afirma este licenciado en Bellas Artes que se aventuró en el estudio de la mancha negra sobre papel en 2010. «En vez de estar generando una figura a través de un trazo en línea, estoy utilizando ese trazo para meterle capas y convertirlo en mancha, por lo que en estas obras hay que intuir a qué aferrarse».

Bellot, que mostrará su obra hasta el 30 de junio en la sede del Instituto Juan Gil-Albert, ha reunido un centenar de obras, en su mayoría dibujos sobre papel, gouaches o tinta china, en esta exposición comisariada por Irene Ballester, que también incluye una serie de Mini Yo para que el espectador vea el proceso de evolución. «Realmente es un reflejo de lo que sucede y en ese momento yo estaba en un proceso de cambio... al final esa tachadura lo que me ofrece es poder generar un juego y recuperar la esencia del pintor barroco, muy tenebrista».

Este juego que el artista plantea pasa por que el espectador intente identificar una figura, para llegar, apunta el pintor, «a que el individuo tome como real lo que tiene a su alrededor, que no es más que algo horroroso, aunque todo es relativo y siempre hay un punto de luz en cualquier situación».

Consciente de que la reacción puede ser a partes iguales de atracción y repulsión, Pablo Bellot considera que su obra supone un acercamiento a lo siniestro, según Freud. «Decía que te acercas a aquello que te parece familiar pero luego te das cuenta de que es monstruoso; es la atracción y la repulsión, hasta que no te acercas lo suficiente y lo miras no sabes qué vas a encontrar».