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Una alternativa para las tardes de domingo

El salón de casa o una peluquería sirven de escenario para conciertos o talleres culturales ante un público reducido con Liv'in the room, una iniciativa para cubrir el vacío del último día de la semana

El cantante murciano Jean Paul, en un concierto ante unas treinta personas celebrado en una peluquería del centro de Alicante, organizado por Liv´in the room. cris ferreiro

Estíbaliz Sanchís y Marta Gómez, de 29 años, querían montar en Alicante un local para desarrollar actividades culturales fuera de sus ocupaciones (la primera es educadora social y la segunda, administrativa en una empresa familiar) y las dificultades para encontrarlo les llevaron a trasladar la idea al interior de sus casas y combatir así el tedio de las tardes de domingo.

«Buscamos otras opciones entre las iniciativas que se hacen en salones para conciertos de música o microteatro, que ya existen en ciudades como Valencia o Madrid, y nos decidimos a montar una programación cultural de domingo por la tarde, que es un día tonto, una vez al mes y para poca gente», señala Estíbaliz, que hace un año creó junto a Marta Liv'in the room, cuyo nombre juega con los términos «salón» y «directo» y consiste en convertir el salón de tu casa en un espacio escénico.

La iniciativa busca «traer a gente que nos gusta, ellos ponen el precio y lo dividimos entre la gente que puede caber», todo en petit comité y a precios «de andar por casa». Ellas no obtienen ningún beneficio económico, la entrada revierte íntegramente en el artista que realiza la actividad: «Lo hacemos por placer, porque son cosas que nos gustaría ver o hacer, y es como si invitáramos a amigos a nuestra casa», aclaran.

Empezaron con conciertos acústicos en sus respectivos pisos y han ido ampliando a talleres de ilustración, actividades de circo en el jardín de los padres de Estíbaliz o recitales en una peluquería. Los actos programados cuestan entre 3 y 6 euros, en función del público que quepa en el salón disponible, que suele oscilar entre 20 y 40 personas.

«El primero que hicimos fue con dos músicos de aquí, Billy y Bakus, de Pura Mandanga, y fue tan bien que luego hemos ido trayendo a gente de fuera -como el músico murciano Jean Paul o los valencianos Dwomo-, aprovechando que daban conciertos cerca», indica Estíbaliz, que ha comprobado que «con Internet es fácil contactar con los artistas y vemos que hay gente que solo hace giras en este formato».

El sistema para acudir a un evento de Liv'in the room es sencillo y su difusión se hace a través de la red: el blog (livintheroom.blogspot.com.es/) y el perfil de facebook (www.facebook.com/livintheroom). «Anunciamos el acto en Internet indicando el día, pero no hacemos público ni el lugar ni la hora, para que sea una cosa más íntima, un poco clandestina. Y para asistir es necesario enviar un email de reserva (livintheroom@gmail.com). El día de antes comunicamos la dirección», explican. Para que el acto no sea a palo seco, se ofrece al público un refresco o cerveza a 1 euro y un trozo de tarta, que se encarga a petición del invitado.

La idea cuenta ya con un público fiel que acude a lo que se programa, también hay quien ofrece sus salones e incluso sus locales, como el propietario de la peluquería Pels, en la calle Bailén, que el pasado 6 de abril celebró su primer concierto de domingo por la tarde. «Fue pura casualidad porque estábamos allí hablando de que se nos había caído el sitio para un concierto a una semana de la fecha y el dueño del local se interesó y nos ofreció la peluquería», relata Estíbaliz.

Allí, entre secadores de pelo y pósters con los últimos peinados, llevó sus canciones nostálgicas el músico murciano Jean Paul, ante algo más de 30 personas, con entrada a 5 euros que pagó hasta el dueño del local, Miqueldi Ferrás, quien aceptó el reto «porque me gusta que se muevan cosas de este tipo en Alicante, diferentes, y culturales, que siempre está bien, y, al mismo tiempo, es una manera de que la gente conozca la peluquería».

El próximo concierto de domingo será también en este espacio, anuncian las organizadoras, que tienen en cartera para próximos meses un taller de escritura creativa, la actuación de los músicos Javier Álvarez y María Rodes o un taller de sátira de la revista Mongolia, entre otras propuestas.

Las actuaciones suelen comenzar a las 19 horas y duran entre 60 y 90 minutos, «aunque a veces la gente se queda un rato y algunos acaban dando otro concierto más». Al ser acústicos, nunca han tenido problemas con los vecinos -«jamás, más bien al contrario, en algunos han acabado hasta viniendo a verlo», indican- y la cercanía entre el público y el artista es lo que más se valora en este formato: «La diferencia es que no tienes a nadie subido en un escenario, está al mismo nivel que tú, y la relación es mucho mayor y más inquietante para el espectador y el artista, que valora que no haya intermediarios».

El músico alicantino Carlos Izquierdo ha ofrecido un recital de piano en un Liv'in y destaca, sobre todo, «la comodidad y la cercanía con la gente. Se cambia el rol, no estás tú arriba y ellos abajo, y es más natural. También he estado como público y entiendes más este proceso». Izquierdo también cree que este modo de tocar «se utiliza cada vez más» y ofrece a los artistas una alternativa ante las dificultades para actuar en salas, que en ocasiones requieren su alquiler, «y esto permite salir del circuito, hacer otras cosas y que se active un poco más la cultura de otro modo».

A pesar de la buena marcha del proyecto, Estíbaliz y Marta no pretenden hacer de esto su profesión ni ampliar la idea. «No, seguiremos haciendo cosas un domingo al mes pero no más. No hay que bombardear», aseguran.

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