Gabriel García Márquez fue uno de los escritores más importantes de la historia de la literatura, no solo por haber ganado en 1982 el Premio Nobel, si no por ser el principal exponente latinoamericano del «realismo mágico».

Y por tener una de las prosas más poéticas de la literatura, reflejada en cada una de sus frases, entre las que destacan las siguientes:

Escribo para que me quieran más. Creo que es una de las aspiraciones fundamentales del escritor». (Revista Siesta, España, 1977.

Los inventores de fábulas, que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía, donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra». (Discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, Estocolmo, 1982).

La música me ha gustado más que la literatura». (Juventud rebelde, La Habana, 1988).

Una vez que hago en mis novelas la última lectura ya no me interesan, el libro es como un león muerto». (Diario 16, Madrid, 1989).

Si uno no crea, es cuando le llega la muerte». «Cuando no escribo, me muero; y cuando lo hago, también». (Entrevista con Efe, Sevilla, 1994).

La primera condición del realismo mágico, como su nombre lo indica, es que sea un hecho rigurosamente cierto que, sin embargo, parece fantástico». (Reforma, México, 2000).

Hay que jubilar la ortografía, terror del ser humano desde la cuna». «Simplificar la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros». (Discurso de inauguración del I Congreso Internacional de la Lengua Española, Zacatecas (México), 1997).

La crónica es la novela

de la realidad». (El espectador, Colombia, 1991).

En periodismo no se permiten los términos vagos o simples intentos. Hay que saber las palabras y los conceptos precisos». (El Colombiano, Colombia, 1995).

Fidel Castro es el hombre más tierno que he conocido. Y es también el crítico más duro de la revolución y un autocrítico implacable» (Diario Pueblo, España, 1977).

La fama estuvo a punto de desbaratarme la vida, porque perturba tanto el sentido de la realidad como el poder». (Magazine-INFORMACION, Barcelona, 2006).