El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal (CEE), Ricardo Blázquez, defendió ayer la Iglesia como «una casa con las puertas abiertas» para aquellos que sienten la indiferencia de los demás y necesitan apoyo y comprensión, especialmente «los más débiles». «Quiero mostrar la comunión cordial, afectiva, efectiva con el papa Francisco», en una sintonía desde siempre «sin fisuras», subrayó también en su primera comparecencia de prensa.

El arzobispo de Valladolid resultó designado en primera vuelta, con una mayoría absoluta de 60 votos de los 79 obispos que han participado en la elección, con lo que se confirmó la condición informal de «favorito» para suceder al cardenal Antonio María Rouco Varela, que ha cumplido el máximo de dos mandatos consecutivos. Como vicepresidente resultó elegido Carlos Osoro, arzobispo de Valencia, con 46 votos.

Desde los primeros momentos de la intervención y en varias ocasiones, Blázquez citó al papa Francisco, del que destacó el ejemplo de mostrar siempre amabilidad, el amor y la dimensión humana del Evangelio, especialmente en las situaciones de mayor postración de las personas, como los enfermos, los necesitados o los indigentes. «El Evangelio siempre coloca a los pobres en su corazón», insistió el presidente de los obispos.

A preguntas de la prensa sobre su elección y objetivos, respondió que no hay candidatos en el procedimiento -«yo no tengo programa», enfatizó-, pero sí quiere que la asamblea plenaria de la CEE reflexione sobre las prioridades apostólicas, evangelizadoras y cercanas a los necesitados como quiere el Papa. Y sobre cuál es su perfil, indicó que los pastores de la Iglesia deben imitar al Señor, «no otras formas de comportamiento».

En cuanto a cuestiones como el aborto, el matrimonio y la familia, la religión en la sociedad o la unidad de España, Blázquez se remitió a los documentos que históricamente ha redactado la CEE. Estos son el resultado, reconoció, de una «reflexión no sencilla», con muchas horas de escucha entre los obispos para llegar a una determinada posición. Lo fundamental, prosiguió, es «transmitir la fe con la evangelización como misión fundamental de la Iglesia». En la sociedad actual, agregó, «todos nosotros necesitamos que diariamente se nos anuncie el Evangelio», profundizar en las raíces de la esperanza, pues hay «motivos» para ella aunque en muchos momentos nos sintamos abrumados por incertidumbres y problemas.

Sobre la protección de la vida, pidió respeto en todo momento y circunstancias, no sólo en el comienzo y en el final, también en el caso de los niños de la calle y de los convertidos en soldados muy prematuramente, «abusando» de su debilidad.

Preguntado por la concertinas de las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla, se remitió también a las declaraciones que ya hizo en su día sobre este asunto el secretario general de la CEE, José María Gil Tamayo.

En medio de una gran expectación mediática, Blázquez comenzó por agradecer a los obispos la confianza que le mostraron al elegirlo responsable máximo de la CEE para los tres años próximos, después de que ya fuera presidente entre 2005 y 2008. Acepta la tarea, dijo, desde las convicciones más profundas, como la fe cristina, el ministerio apostólico y el servicio a todos los hombres y mujeres de la sociedad.

También expresó «gratitud» a Rouco Varela en nombre de la CEE, y evocó la «amistad» que prendió entre ambos cuando coincidieron en la Universidad Pontificia de Salamanca, el primero como docente y el segundo como vicerrector.

Blázquez fuepresentado por Gil Tamayo, que destacó sus valores humanos y fama internacional como teólogo.

El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, felicitó ayer al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, una figura de «dilatada experiencia» que, está seguro, pondrá «su mejor voluntad y su mayor acierto en el desempeño de ese cargo».

El portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, destacó «la capacidad de diálogo» del nuevo presidente de la Conferencia Episcopal y su conocimiento de la Iglesia y la realidad españolas. Además le deseó «toda la suerte» en su nuevo papel.

Por su parte, el secretario general del grupo socialista en el Congreso, Eduardo Madina, espera que el nuevo presidente marque diferencias con su antecesor, Antonio María Rouco Varela, y sepa «leer bien qué momento histórico está viviendo la sociedad española».

Ricardo Sixto, diputado de la Izquierda Plural, no confía mucho en que Blázquez suponga una «cambio sustancial» para la Conferencia Episcopal, que, a su juicio, lleva una dinámica muy alejada de la realidad.

Sencillo y cercano

La elección de Ricardo Blázquez supone la apuesta por el consenso y por un hombre que conoce los entresijos de la Iglesia local y que se siente en sintonía con los nuevos tiempos marcados por el papa Francisco. El hecho de que haya logrado el voto de 60 de los 79 prelados demuestra que tienen plena confianza en este teólogo sencillo y cercano, que ya dirigió la Iglesia española entre 2005 y 2008 y es visto como el hombre que puede dirigirla de nuevo con un estilo diferente, más abierto, que el de Rouco Varela.

Algunos obispos, como el de Palencia, Esteban Escudero, ya le ven como «una especie de papa Francisco para la Iglesia de España» y el hombre que puede atraer una «corriente de simpatía» hacia la Iglesia en una sociedad como es la española que, en la línea con la europea, está cada vez más secularizada. El tiempo que se abre para la Iglesia española tendrá que ir en consonancia con el marcado por Francisco. Todas las miradas de Blázquez irán hacia Roma, para ver las medidas que toma el Pontífice.

Blázquez, con 72 años y tres para ejercer su nuevo papel según está establecido, es un teólogo reconocido, amigo de Rouco Varela y bien visto en el Vaticano. Benedicto XVI le encargó que investigara, junto a otros prelados, a los Legionarios de Cristo tras el escándalo del fundador, Marcial Maciel, castigado por el papa Ratzinger por abusos sexuales y la triple vida oculta que llevó.