La escritora valenciana Carmen Amoraga ganó ayer por la noche el 70 Premio Nadal de novela dotado con 18.000 euros por la obra que Destino publicará bajo el título «La vida era eso», la historia de una mujer que enviuda y de la que sale adelante inmersa en las redes sociales.

La autora Ana María Matute anunció el fallo del premio en la tradicional cena de gala ofrecida por la editorial para su galardón más reputado, que ella misma recibió en 1959, y que en esta edición estuvo presidida por el presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara; el presidente de la Generalitat, Artur Mas; la presidenta del Parlament, Núria de Gispert; el conseller Ferran Mascarell y el alcalde Xavier Trias, entre otros.

«La vida era eso», elegida entre las 231 obras recibidas, explica la historia de una mujer que enviuda con dos hijas a su cargo y encuentra refugio en el mundo de las redes sociales, y que constituye, en el fondo, una historia sobre la pérdida, el amor y la superación.

Sin embargo, esta novela contemporánea rehuye de dramatismos y cuenta con notas de humor y con mucha esperanza y humanidad vitales.

Amoraga (1969), nacida en Picanya, es licenciada en Ciencias de la Información y ha trabajado para radio y televisión, además de ser columnista del diario LEVANTE -perteneciente al mismo grupo editorial que el diario INFORMACIÓN- colaboradora en tertulias radiofónicas y actualmente asesora de las relaciones con los medios de comunicación del rectorado de la Universitat de València.

Su primera novela, «Para que nada se pierda», le valió el II Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla, al que siguieron «La larga noche» -Premio de la Crítica Valenciana-, «Todas las caricias», «Algo tan parecido al amor» -que fue finalista del Premio Nadal de Novela 2007 y «El tiempo mientras tanto» -finalista del Planeta 2010-.

La autora ha publicado también su recopilación de artículos en prensa «Palabras más, palabras menos» en 2006 y «Todo lo que no te contarán sobre la maternidad» (2009).

El jurado del Premio Nadal ha estado formado por Germán Gullón, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello, Ángela Vallvey y Emili Rosales, y fue la autora Carmen Laforet, con la novela «Nada», quien se alzó con el galardón en 1944 en su primera convocatoria, que se falló el 6 de enero de 1945 en el Café Suizo de Barcelona, impulsando la narrativa de posguerra y consagrando a autores como Miguel Delibes, Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio y Ana María Matute; mientras que la novela ganadora en la pasada edición fue «Estaba en el aire», de Sergio Vila-Sanjuán.

En rueda de prensa la pasada madrugada, Amoraga explicó que la novela cuenta el primer año de duelo de una chica argentina que vive sola con sus dos hijas en un pequeño pueblo de Valencia y que su marido, días antes de morir, le pide que escriba por él sus impresiones en Facebook.

La obra «La vida era eso» fue presentada bajo el seudónimo Gino Paulo y titulada como «Senza Fine», y Amoraga la define como una vía de superación de la pérdida: «Aprender a perder es aprender a vivir», resumió. La protagonista, Giulianna, que es más propensa a la comunicación personal, no entiende «de qué va esto», aunque lo hace porque su marido se lo pide e incluso lo sigue haciendo cuando William muere, apuntó. «En Facebook encuentra un calor humano que no tiene en el mundo real, quizás por su carácter», dijo Amoraga, que apuntó que esto le permite superar el duelo.

Según la autora, las redes sociales han cambiado la forma de comunicarse con los demás: «Ahora nos comunicamos por escrito a través de las redes sociales», dijo Amoraga, que pronosticó que esto deberá estudiarlo la sociología.

«Todos conocemos a alguien que ha puesto en Facebook una imagen» cuando sucede la pérdida de un ser querido, ha dicho Amoraga, que ha incidido en que nunca había visto que se asumiese así la personalidad de otra persona.

«Un sueño inalcanzable»

Ante la consecución del premio, la ganadora comentó que se trata de «un sueño inalcanzable», y se definió como una persona inconstante y de fácil dispersión, por lo que siempre necesita ponerse metas. «Es bueno presentarte a premios para conseguir un informe de los lectores», dijo la autora, que manifestó su contento, ya que este premio era para ella como ir a la luna, algo inalcanzable, aunque ha apuntado que lo inalcanzable es lo que no se intenta, ha dicho.

Al recoger su premio, Amoraga hizo una mención especial a su profesor de literatura, a su padre y ensalzó el valor de la escritura y la lectura, que es «mágico».