El contralmirante Hallowell se dirigía hacia la ciudad de Tarragona al mando de una flota de transporte militar para luchar contra la invasión francesa y obligar al mariscal Suchet a retirarse de la línea del Júcar y de Valencia. Pero el ataque fue un fracaso y debido al temporal, encallaron en el Delta del Ebro unas dieciocho naves de la expedición. Trece se recuperaron pero cinco quedaron perdidas bajo el agua con su carga militar. Uno de ellos, el Deltebre I, había partido de Alicante.

En 2008, un pescador encontró los restos de esta embarcación y desde entonces el Centro de Arqueología Subacuática de Catalunya se ha encargado de su excavación y estudio. Fruto de esos trabajos nace la exposición Deletebre. Historia de un naufragio, que recalará en una de las salas temporales del MARQ, conjuntamente con la de la dinastía Hang, en la que será la primera vez que se exhiban los resultados de este proyecto, tras mostrarse en Girona.

Lo curioso de este hallazgo, de gran importancia dado el estado de conservación de los restos, tanto orgánicos como inorgánicos, y el hecho de que no haya sufrido expolios en todos estos años, está en que aparecieron botellas de vino procedentes de Alicante en el camarote del capitán que es donde se ha excavado.

«Sabemos que este barco -de unos treinta metros de longitud- partió de Alicante porque así figura en el registo británico», afirma Manuel Olcina, director del MARQ. «Se encontraron unas botellas de vino en el camarote del capitán que se supone que son de Alicante, lo que no se ha concretado es si se trata de fondillón, que era un vino muy apreciado en toda Europa».

La muestra se completará con una exposición en la Biblioteca del museo sobre la historia del vino en la provincia. «Nos remontaremos también a la antigüedad porque hay muchos vestigios en la provincia de la elaboración de vino».