La sombra del Tenorio/ Aula de cultura de alicante/ De Alonso de Santos. Compañía: Morfeo Teatro. Dir.: Francisco Negro y Mayte Bona

Dice el único personaje de la obra: «El teatro, como la vida, es pura apariencia, máscara y sueño». Lo interpreta el excelente actor Francisco Negro con serena maestría y una equilibrada expresividad tragicómica. Se trata de un viejo comediante moribundo que interpretó al criado de Don Juan, el papel secundario del bobo Ciutti en el drama romántico de Zorrilla, inspirado en El burlador de Sevilla y convidado de piedra, de Tirso de Molina. Es la década de 1950 y la acción transcurre en un hospital de pobres regentado por monjas. Harto de no haber sido jamás el protagonista, el señorito quiere serlo antes de irse al otro mundo. Provisto del arma de la ironía, recrea algunos pasajes en verso de aquella pieza. El mito del conquistador pendenciero al que redime la fuerza amorosa. Recuerden los lugares sombríos, la preponderancia del sentimiento sobre la razón, el amor imposible de Doña Inés y el trágico desenlace de la obra. Todo eso circula en La sombra del Tenorio, de Alonso de Santos, uno de los más veteranos y mejores dramaturgos de la escena contemporánea, autor de Bajarse al moro o de La estanquera de Vallecas. En 1994, El Brujo la protagonizó sacando a relucir todo ese arsenal de enorme cómico que después ha ido reluciendo más aún en otros montajes. Como decía, Francisco Negro es un formidable intérprete y director de la compañía Morfeo Teatro, especializada en los clásicos con una mirada actual. Mayte Bona le acompaña en las labores de dirección en un espectáculo donde Negro tiene un magnífico dominio textual con su voz grave. Escasos espectadores acudieron el domingo pero gran ovación para él en el Aula de Cultura. Expone, relata, asume voces distintas y evoca anécdotas de los tiempos actorales de Saturnino. Así, Alonso de Santos reflexiona en torno a la vida, la muerte y al universo teatral. Mayordomos y señores en el escenario y en la realidad diaria. El vigor de la estética es del pintor Regue Fernández Mateos.