El hallazgo el pasado año del cepo de un ancla romana de 1,40 metros de largo fue el momento más espectacular de las prospecciones que se realizaron en los fondos marinos de Tabarca. Aunque detrás había un trabajo cartográfico y de documentación que ha ayudado a fijar los puntos en los que se encuentran restos alrededor de la isla. Esa fue la primera actuación que realizaba el Museo Arqueológico de Alicante en la zona y mañana empieza la segunda, una campaña que se prolongará hasta el día 15 y que pretende «peinar» zonas nuevas de esta reserva marina para seguir completando la Carta Arqueológica del Patrimonio Cultural Subacuático de la provincia.

El equipo, encabezado por el arqueólogo Rafael Azuar e integrado también por expertos en arqueología submarina y voluntarios, cuenta con una partida de 20.000 euros para esta campaña, «un buen presupuesto, que se engloba dentro del plan de excavaciones del MARQ», asegura Manuel Olcina, director técnico del museo alicantino.

Además, para esta segunda aventura en las aguas de Tabarca, la Diputación ha dotado al Museo Arqueológico de Alicante «de más medios y más presupuesto», ya que al ser una prospección subacuática «necesita otros requisitos». «El museo dispone ya de un material subacuático interesante para realizar estas inmersiones y el equipo que interviene tiene que tener titulación, eso es muy importante».

Por eso, afirma Olcina, «primero pido los informes y los proyectos para ver qué se va a hacer y tenerlo todo en orden, desde los seguros para los voluntarios hasta los presupuestos adecuados para adquirir el material necesario».

Entre esa dotación, apunta el arqueólogo, se encuentran reguladores, ordenadores de inmersión, cámaras subacuáticas, botellas que hay que verificar y comprobar... «El museo ha hecho un esfuerzo para tener un equipo adecuado con el que se puedan acometer estas campañas; además en una prospección de estas características los seguros son más altos y hay que estar pendiente de que una cámara hiperbárica esté cerca por si hay algún accidente».

El director del MARQ asegura que hay constancia de restos, pero no de barcos. «Tabarca es una zona de restos subacuáticos, pero no hay indicios de que haya algún pecio hundido, aunque eso tampoco se puede afirmar con seguridad». En este sentido, destaca que «puede ocurrir que se encuentre cubierto en el fondo o que haya restos, pero que hayan llegado hasta allí arrastrados por la corriente, desplazados desde otro sitio».

Con esta prospección se pretende «seguir encontrando cosas y documentándolas». Se trata de realizar «el reconocimiento de la realidad arqueológica de la zona, no de intervenir sobre un elemento arqueológico, eso sería ya la fase de excavación».

Además de esta segunda intervención subacuática en Tabarca, la campaña incluye comenzar a recopilar la documentación en torno a los fondos marinos de la Albufereta, «que está al lado de Lucentum y es una zona donde ha habido un tráfico enorme; hasta los piratas berberiscos atracaban ahí para asaltar la huerta de Alicante», destaca Olcina. «Desde la prehistoria hasta hoy en día es una zona en la que ha habido mucho movimiento de barcos».

De hecho, en algunas prospecciones que se hicieron durante las obras del colector y también por las realizadas en esos fondos, donde hay un pecio hundido ya documentado, «tenemos mucho material arqueológico guardado, hay muchas cajas en el MARQ con restos interesantes». No obstante, el museo arqueológico de momento solo intervino en esa zona en tareas de asistencia y documentación, y esta sería su primera acción directa.