Exultante estaba el rapero alicantino Nach anoche, ante su gente, en el Teatro Principal de Alicante. En un escenario todavía en penumbra, nada más intuirse su silueta, un respetable repleto de gorras de todos los colores, recibía con gritos y aplausos a este ídolo del hip hop tanto en España como en toda Latinoamérica.

Había ganas de rap en el teatro, lugar que vivía su primera experiencia con este estilo musical que, en principio, se servía de una manera diferente. Y es que este MC se presentaba, frente a las más 900 almas que asistieron, acompañado de un string ensemble formado por dos violines, una viola, un violonchelo, un contrabajo y el piano de Moisés P. Sánchez. Un grupo singular para interpretar Hambre de victoria, uno de los temas de su último disco. Y Nach volvió a ganar la partida con esta nueva fórmula. La atmósfera, intensa y casi de banda sonora que consiguió, en la que se entremezclaban sus rimas con el timbre de todos estos instrumentos de cuerda, enganchó y conmovió a un público poco acostumbrado a estos sonidos más clásicos.

Pero el guión de esa noche iba a dar mucho más de sí. A partir del tercer tema, este talento musical, curtido en las calles del barrio de San Blas, decidió pasar a un formato más «de rap al uso», tal y como el mismo lo bautizó.

El maestro de ceremonias ordenó a sus seguidores levantarse de sus asientos y, junto a sus secuaces (dj Joaking en la mesa de mezclas y Abram y Zpu en los coros), puso a toda la platea a bailar y a menear sus brazos al ritmo q marcaban sus rimas, convirtiendo el teatro en algo más parecido a una sala de conciertos. «¡El Principal es raper!», gritó tras quitarse la americana con la que comenzó el bolo.

Como pez en el agua estaba este rapero. En familia..., de la que se acordó mientras cantaba Anochece, tema que acabó en un tierno abrazo de todo el grupo con su mánager. «Creo que la mitad de los que hay ahí abajo son familiares míos», bromeó Nacho Fornés, que no dudó durante una de las canciones en bajar del escenario para saludar a dos de sus sobrinas y a varios de sus seguidores.

A gusto se le vio a Nach bromeando, entre tema y tema, con los dos otros mc's que le acompañaban. Junto a ellos repasó pistas de sus últimos discos y les brindó la oportunidad de presentar algunos propios. Asimismo, dj Joaking dejó a más de uno boquiabierto con su show en el que mezcla cantar ópera con el beatbox.

Pero Nach también estaba de estreno. Sentado en un trono de madera, junto al pianista Moisés P. Sánchez, adelantó Me llaman, uno de los cortes de su próximo elepé, Los días inmóviles, que en breve verá la luz, y que ha compuesto junto al propio Sánchez. Este trabajo tiene un cariz diferente ya que en vez de rapear se dedica a recitar, inspirado en la cultura poética del slam. Lo hizo en una segunda fase del concierto más melódica en la que sacó de nuevo al grupo de cuerda, mandando sentar a un público al que tuvo más de hora y media de pie gozándolo.

Sonó Desafío, de Poesía Difusa; Señor libro y señor calle, de Un día en suburbia, e incluso Basado en hechos reales, de su primer disco, En la brevedad de los días. Una selección de temas cargada de drama, melancolía y mucha crítica social y política. Llovió estopa para PP, PSOE, para la sociedad de consumo que no para de comer hamburguesas y para aquellos países que oprimen a los que se expresan libremente. Es más, algún que otro capón verbal se llevó la alcaldesa de Madrid, Ana Botella.

Pero si hubo un momento q hizo vibrar los cimientos del coliseo alicantino ese fue el de Efectos vocales, una canción que ha conseguido más de 16 millones de clicks en páginas como Vevo, y que corearon rima a rima los asistentes, en su mayoría adolescentes. Y es que esa fue otra de las notas predominantes, la gran cantidad de público juvenil. Nach, de hecho, les dio la bienvenida a esta cultura de conciertos, a la que quizá hasta ahora no habían podido tener acceso por su edad. Tras una noche así seguro que repiten. Él de momento volverá a actuar esta noche en el Principal.