­Uno: no ser visto ni al entrar ni al salir. Dos: no pintar ni dejar nombres, con la foto basta; la intención es conservar el lugar tal como lo abandonaron. Tres: no desvelar nunca la localización del sitio para conservarlo a salvo de vándalos. Cuatro: no llevarse ningún objeto de valor; se cataloga y se deja para que los que vengan detrás lo disfruten. Cinco: no romper nunca ni ventanas, ni puertas; se busca otra alternativa.

Estas son las normas que guían el trabajo de un «urbex», es decir un explorador de lugares abandonados. Y las cumplen al dedillo Andrea Peñalva y F. Carlos Campillos que llevan más de cuatro años dedicados a recorrer fábricas desiertas, hospitales vacíos, mansiones cerradas, lugares religiosos... Ella, alicantina, haciendo fotografías y él, barcelonés, rodando con la cámara.

Como resultado de ese trabajo, que les ha llevado de momento por diferentes puntos de España además de Francia, Inglaterra y Portugal -el próximo objetivo es Italia-, surgió un documental, Exploradores del olvido, que recoge las experiencias de gente que se dedica a esto, y un proyecto audiovisual integrado por fotografía y vídeo, Los lugares olvidados, que se inaugura hoy, a las 20 horas, en Las Cigarreras de Alicante, donde se podrá visitar hasta el 8 de septiembre.

La exposición incluye alrededor de una veintena de fotografías de algunos de esos espacios abandonados que se acompañarán con pequeñas «píldoras visuales» y con la reproducción de sonidos recogidos durante la exploración, «como el de una gota cayendo en la mesa de autopsias de una morgue o el de una contraventana que se abre y se cierra», asegura Andrea Peñalva.

«En esos espacios -destaca- hay quien encuentra tristeza y melancolía; nosotros lo vemos como un proceso más del lugar, sigue teniendo vida, solo que el edificio esta deteriorado; el abandono no es el fin».

Andrea, que empezó en esta afición con su padre, encontró a otros buscadores como ella en Internet y después cruzó su camino con Carlos. «Yo hacía fotos y el vídeo, y después del primer documental estamos trabajando ahora en un largo en el que profundizamos sobre esta afición que se está masificando y que esperamos tener acabado para Semana Santa del próximo año».

Su experiencia le lleva a afirmar que en Inglaterra hay sobre todo hospitales abandonados; en Portugal, edificios religiosos; en Italia, psiquiátricos, y en España, la mayoría son fábricas. «En Alicante hay muchos edificios abandonados, sobre todo mansiones y también residencias vacacionales, con sus piscinas, su sala de proyección, y también algún camping... pero nunca decimos su localización».

El Google Earth, la fotografías aéreas y los mapas militares son algunas de sus guías. «Estos espacios pueden llegar a ser algo si la sociedad quiere y pueden tener un uso social; son parte de nuestra historia y debemos llamar la atención sobre ello». Al fin y al cabo, un explorador es «aquella persona que cuando pasa por un lugar abandonado siente curiosidad por ver lo que hay dentro».