"El hombre puede vivir sin oro, pero no sin sal". Esta máxima de Anton Kern, director del departamento de Prehistoria del Museo de Historia Natural de Viena, resume en pocas palabras la importancia de la cultura Hallstatt, que tuvo su auge entre la Edad del Bronce y el principio de la Edad de Hierro, y también de la exposición que ayer se inauguró en el Museo Arqueológico de Alicante. El reino de la sal. 7.000 años de historia de Hallstatt muestra por primera vez fuera de Austria cómo se desarrolló la civilización en torno a las minas de sal en esa localidad de los Alpes austríacos, cómo influyó en su desarrollo económico, hasta convertirse en el llamado oro blanco, y cómo sus gentes adaptaron su modo de vida a esa producción.

¿Por qué es importante este yacimiento? Lo explica el director del MARQ, Manuel Olcina: "Para un arqueólogo el yacimiento de Hallstatt tiene el mismo valor que Pompeia, aunque no sea tan conocido por la gente". El motivo, destaca, está en el hecho de que "gracias al poder de conservación de la sal se ha podido sacar a la luz una colección única de material orgánico imposible de encontrar en otro contexto".

El Museo de Historia Natural de Viena ha reunido una selección de 250 piezas procedentes de las excavaciones realizadas en el yacimiento de Hallstatt, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, conformando una exposición única realizada expresamente para Alicante, donde se podrá ver hasta el 7 de enero, pero que ya ha sido solicitada por varios países europeos y también por Estados Unidos, según anunció Kern.

La exposición, dividida en tres salas, se ha montado con un marcado carácter didáctico y buscando la interacción del público, ya que a los objetos emplazados en vitrinas se unen las sensaciones de otros sentidos como el olfato -se han impregnado las salas con diferentes olores-, el oído -con la reproducción de sonidos en las recreaciones realizadas en vídeo- y el tacto -se han colocado reproducciones de objetos originales para que puedan ser tocados por los visitantes.

La mina

Las investigaciones realizadas por el Museo de Historia Natural de Viena desde mediados del siglo XVIII han puesto fecha a la mina de Hallstatt: 7.000 años, lo que la convierte en la más antigua localizada hasta el momento. En plenos Alpes, la localidad de Hallstatt siempre estuvo ligada a la extracción de sal de esta mina, que funcionó hasta el siglo IV antes de Cristo.

La mina llegó a tener hasta 150 metros de profundidad y algunas galerías hasta los 200. "A nivel tecnológico es muy importante ver cómo una sociedad prehistórica se organiza de esa forma", destaca Manuel Olcina.

A la mina se dedica la primera sala del MARQ, con piezas destacadas como unas azadas de cuerno de ciervo del cuarto milenio antes de Cristo, o un peldaño de una escalera de madera de 3.350 años, la más antigua conservada de Europa, intacta gracias a la sal.

Otra de las piezas estrella es un saco de piel a modo de mochila del siglo XIII antes de Cristo en el que se transportaba la sal en la mina, con capacidad para 40 kilos; también una cuerda de fibra de tilo del siglo XIII a. C., o las cerillas usadas para alumbrarse en la mina.

La vida cotidiana

La segunda sala se dedica al desarrollo de la vida cotidiana y en ella se muestran elementos orgánicos como una boina de piel de lana de oveja de entre los siglos VIII y VI a. C.; excrementos humanos de esa misma época, de donde se deduce el tipo de alimentación que tenían; una olla de metal donde cocinaban; así como huesos humanos, cuyas deformidades -según afirma Olcina- ayudan a entender cómo cargaban el peso, cómo picaban y cómo desarrollaban el trabajo en la mina.

El cementerio de Hallstatt

Entre 1846 y 1863 se excavó el cementerio prehistórico, situado en el ámbito de la explotación minera aunque alejado, y se sacaron a la luz 980 tumbas. En ese emplazamiento, el profesor Anton Kern sigue realizando campañas de excavaciones.

En esta tercera sala destacan espadas y cascos, que se sitúan entre los mejores de Europa en cuanto a ornamento, también tejidos con estampados muy coloridos que reflejan fielmente cómo vestían entonces, ya que esas telas se han conservado perfectamente, o recipientes ceremoniales, como un vaso de bronce del año 500 antes de Cristo, que sale por primera vez de Austria.

La exposición El reino de la sal se complementa con una parte, que se ha instalado en la biblioteca del MARQ, dedicada a la historia del proceso de extracción de la sal en la provincia, para mostrar aspectos menos conocidos. "Por ejemplo que en Pinoso hay una explotación de sal que se transporta hasta Torrevieja", según Olcina.

En la presentación de esta muestra, estuvieron también, además de Manuel Olcina y Anton Kern, la presidenta de la Diputación, Luisa Pastor, que agradeció a la reina que aceptara presidir el Comité de Honor de la exposición, y el diputado de Cultura, Juan Bautista Roselló, que hizo hincapié en la calidad del catálogo publicado, además del director gerente de la Fundación CajaMurcia, Pascual Martínez, y el delegado de Asisa en Alicante, Federico Ballenilla, ambas entidades patrocinadores de esta exposición internacional. En este sentido, Pascual Martínez quiso hacer público el compromiso de CajaMurcia de seguir estando "cerca del MARQ en el futuro" con nuevos proyectos culturales.