Ha rodado en EE UU su segunda película. ¿Se siente afortunado, con lo difícil que es simplemente rodar ahora?

Claro que sí, pero esta película ha tardado cuatro años en salir adelante desde la primera versión de guión. Es muy complicado levantar un proyecto, y mucho más como están ahora las cosas. Y era un proyecto difícil: rodarlo en Nueva York, en español y en inglés, con actores americanos... Ha sido gracias a Beatriz Bodegas, la productora, que apostó al máximo y montó una coproducción internacional con una productora americana, y a la colaboración de TVE.

Ha vivido muchos años en Nueva York. ¿Pensó alguna vez rodar una película allí?

Yo rodé allí los cortometrajes que me abrieron las puertas de la industria en España: Desire y Mujeres en un tren. De alguna forma, era una vuelta a los orígenes, una forma de cerrar un ciclo. Es curioso porque sin buscarlo hemos acabado rodando en alguna localización que ya utilicé en esos cortos. Pero en cualquier caso rodar allí es un sueño para cualquier director: esa ciudad, tan bestia, que es probablemente el escenario cinematográfico por excelencia. Ha sido un regalo.

Al igual que en su primera película, Fin, ha contado con actores muy reconocidos. Parece que no le cuesta convencerles de sus proyectos a pesar de llevar tan pocos largometrajes.

Me encanta la parte de mi trabajo que tiene que ver con los actores y creo que ellos se dan cuenta en seguida de eso. Me gusta trabajar con ellos y creo que a ellos conmigo.

También se ha llevado de director de fotografía a Kiko de la Rica, el último ganador de los Goya por Blancanieves. ¿Era el mejor para el proyecto?

Sin duda. Kiko es una maravilla: es un tío con una sensibilidad enorme, un poeta, un director de fotografía que sabe una barbaridad, es rapidísimo y pura intuición. Creo que en eso nos parecemos y nos hemos compenetrado a la perfección. Ha hecho una luz maravillosa y me ha ayudado a retratar mi Nueva York, que es a la vez un sitio cercano y algo que brilla con la magia de las promesas lejanas.

El guión es de Elvira Lindo y lo escribió pensando en usted. ¿Qué pensó al leer la historia?

Pensé que aquello tenía que ser mi primera película. Me gustó tanto que no me fié de mi objetividad y llamé a un amigo en cuya opinión confío muchísimo. No le dejé levantarse hasta que se acabó el guión y me confirmó lo que había sospechado: era una historia que tenía que contar yo. Luego, durante un tiempo, pareció que la película no se iba a poder hacer nunca, lo que ya he vivido con otros proyectos, y te toca aparcarlos junto con todas las ilusiones que te has hecho al respecto. Y así lo hice: pasaron mil cosas, otros proyectos, series de televisión, y apareció el productor Fernando Bovaira con el libro Fin de David Monteagudo. Al final no es mi primera película pero nos ha hecho muy felices a todo el equipo poder finalmente llevarla a cabo.

¿Su vida es como pensaba hace diez años? Si se hubiese quedado en Alicante, ¿sería hoy director de cine?

Hace diez años viví una crisis enorme. Llevaba tres años en España, había vuelto con un montón de posibilidades de hacer una película, y me había metido en el proyecto equivocado con la gente equivocada y aquello no salía adelante. Por otro lado, me habían llamado para dirigir mi primera serie de televisión, una experiencia estupenda que pensé me llevaría a otras series, pero la serie no cuajó. Pasaban los meses y no había ninguna llamada ni oferta de trabajo. Empecé a pensar que no volvería a dirigir. Cuando me empezaba a desesperar decidí hacer un corto, que hacía años que no hacía. De ahí salió Manchas, uno de mis cortos a los que tengo más cariño, que pude llevar a cabo porque ganó el premio a proyectos del Cinema Jove. Y en seguida, poco a poco y gracias a la publicidad, volví a vivir de mi trabajo como director, y al cabo de los años volví a televisión con experiencias maravillosas como La Señora y Herederos.

Su anterior película, Fin, se rodó parcialmente en Ciudad de la Luz, cuyos litigios en los estudios han paralizado la actividad. ¿Habría vuelto a rodar aquí, de haber sido posible?

El otro día en el rodaje hablaba de esto con Kiko de la Rica. Es tristísimo que tengamos unas instalaciones así en España y estén vacías. Jamás ha habido algo semejante en este país. Mi experiencia fue fantástica y me encantaría repetir. ¿Donde hubieran hecho el tsunami de Lo Imposible si no hubiera existido Ciudad de la Luz? Es una pena que se haya gestionado tan mal y que la situación esté como está.

¿Qué futuro cree que le espera a estos estudios de cine?

Sinceramente, no tengo ni idea. Espero que se encuentre una solución que permita su continuidad. Creo que sería bueno para todos: para la industria y para la ciudad.

Hasta ahora ha realizado dos películas con guiones ajenos. ¿Piensa escribir el guión de su próxima historia?

En el momento en que te decides por una historia, sea un guión escrito por otro o una novela que quieres adaptar, lo conviertes en algo tan tuyo como un guión original que has generado. Yo como director no sé trabajar de otro modo. Dicho esto, es verdad que tengo un par de proyectos en el cajón con guión mío que espero vean la luz pronto.

La taquilla en las salas de cine cayó en picado por la subida del IVA en 2012. ¿Debería el Gobierno rectificar esta medida?

Sin duda. Me parece una tragedia para el cine y para el resto de los productos culturales. Los resultados están siendo devastadores para cine, teatro, música, literatura. Es inaudito e increíble que tengamos uno de los IVA culturales más elevados de toda Europa. El cine genera una cantidad enorme de dinero en IRPF y en cotizaciones de los trabajadores a la Seguridad Social. Menos taquilla supone menos producción y eso hace disminuir brutalmente esos ingresos que repercuten en todos. No entiendo que esa lógica pase desapercibida.