Entre eucaliptos y olivos, en el taller de su casa de Mutxamel, rodeado de sus obras, de su familia y sus amigos más íntimos. Así, igual que disfrutaba sus días, recibió ayer el último adiós Arcadi Blasco.

"No podía estar mejor en otro sitio, es aquí donde le gustaba estar, entre sus pinturas", contaba ayer emocionada su hija mayor, Sara Blasco.

El pequeño taller en el que trabajaba sin descanso sirvió en esta ocasión de altar en el que sus cuatro hijos le rindieron un especial homenaje. Rodeado de las pinturas que dejó a medio terminar, sobre su mesa y metidas en una vasija de barro, el material que con tanta pasión dignificó, así descansaban ayer las cenizas del artista. Custodiadas por una foto de sus cuatro hijos y otra de sus nietos y de fondo el retrato que le hizo su amigo Javier Lorenzo.

"Un adiós sencillo, como le hubiera gustado a mi padre", contaba Sara a todas las personas que quisieron despedirse de Blasco y que acudieron hasta su casa.

Fue una despedida que contó con algunos de los artistas más destacados de la cultura alicantina, nombres de la pintura tan importantes como Joan Castejón, Pepe Azorín y Javier Lorenzo. Todos recordando la figura de Blasco y su obra. Especialmente emocionado Javier Lorenzo al ver que el retrato que le pidió su amigo Arcadi adornaba el pequeño altar en el que descansaban sus cenizas.

"Cuando lo he visto me he emocionado. Él me insistió para que lo pintara. Como artista la importancia de su obra habla por sí sola, pero como persona tenía mucha facilidad para que todo en su entorno fuera entrañable. Era un hombre muy comprometido y trabajador. En los últimos días venía a verlo y no dejaba de dibujar ni siquiera cuando estábamos hablando, no paraba", recordaba ayer entre risas Lorenzo.

"Era un poco gruñón, pero nos llevábamos bien", decía su gran amigo, el escritor Emilio Soler. Juntos compartieron muchas experiencias. Soler le recuerda como un artista excepcional y comprometido. "Para él los niños eran el futuro, por eso invertía tanto tiempo en enseñar y hacerles partícipes de la importancia de la cerámica", contaba Soler.

Entre los asistentes a este último adiós no podía faltar Pere Torres, exdirector del colegio de Mutxamel donde Blasco daba cursos a los niños. Torres junto con una profesora del centro, fueron los encargados de leer dos de los poemas que marcaron la vida de Arcadi Blasco y que figuraban en esa lista de lecturas predilectas.

Viaje a Ítaca, de Constantin Cavafis y Vientos del pueblo, de Miguel Hernández. Dos lecturas que reflejan la vida de este artista llena de experiencias y sencillez.

"En los últimos años se había vuelto más crítico todavía con la situación del país. Decía que vivíamos en un momento de mediocridad, que cuando más falta hace invertir en cultura y educación, se estaba recortando", recordaba Torres. Con él compartió una de sus pasiones, el contacto con los niños, la formación y la educación en valores. "Los niños eran para él la esperanza, sobre todo ahora en un momento tan negro, enseñarles y crear obras con ellos le hacía ser más optimista", aseguró Torres.

El mundo de la cultura le rendió su propio homenaje, pero también la clase política. Reconocido hombre de izquierdas, fue muy crítico con la situación actual. Ayer recordaban su entrega políticos muy cercanos como Asunción Llorens, exalcaldesa de Mutxamel, o el actual primer edil de la localidad, el popular Sebastián Cañadas. También asistieron otros miembros del PSOE como Ángel Franco.

Muy afectada estaba la periodista Ángeles Cáceres, que abrazaba a la hija mayor del artista, Sara Blasco. También recibió el cariño de otros admiradores de la obra de su padre como el director del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, José Luis Ferris, o la directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno, Consuelo Císcar.

Entre el calor de los suyos Acadi Blasco regresó desde Madrid a su sitio, su casa de Bonalba, el lugar en el que desarrolló toda su genialidad y donde quedan sus últimas pinturas sin terminar, como si estuviera seguro de que volvería pronto.

El MUA expondrá la obra de Blasco hasta su regreso a Mutxamel

En abril de 2012, Arcadi Blasco firmó un acuerdo de cesión de su obra al Museo de la Universidad de Alicante. Allí fueron depositadas cerca de 70 piezas para su catalogación, custodia y conservación. Desde el pasado 28 de febrero el MUA dedica una exposición al pintor y escultor con una selección de sus obras correspondientes al periodo 1954 - 2012. Esta institución académica es depositaria de una parte de las creaciones del artista hasta que concluyan los trabajos de habilitación del futuro museo Arcadi Blasco en Mutxamel, su localidad natal. El consistorio de este municipio cuenta con un plazo de diez años para terminar el proyecto y que se cumpla el deseo de Blasco.