Dirige la Biblioteca Virtual desde julio de 2012 y ya ha recibido el Premio Stanford.

La verdad es que estamos contentos y satisfechos porque el premio no depende del director que esté, es un premio que ha recaído en un proyecto que arrancó hace algo más de diez años y de alguna manera ha sido emblemático para la Universidad de Alicante y para la Fundación BVMC. Es un premio también a los centenares de personas que en estos años han estado construyendo, configurando y manteniendo el proyecto.

¿Por qué cree que la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes se merece ese galardón?

Creo que se lo ha merecido porque realmente tuvo un carácter pionero. Fue la primera biblioteca digital en lengua española y además ha sido un proyecto que no ha tenido detrás ningún afán de tipo comercial, todo lo contario, su vocación ha sido ser de código abierto, de preservación y difusión de la cultura en español, para Iberoamérica y España, pero también para Estados Unidos. Y además no deja de tener mucha significación que de los dos premiados uno sea la Biblioteca Nacional de Francia con un proyecto del Estado francés, frente a una opción que parte de presupuestos mucho más modestos y que en definitiva fue innovadora, como una colaboración entre entidad pública y entidades privadas. Y ese es su mérito.

¿Cómo encuentra de salud a la biblioteca?

El proyecto goza de una excelente salud en sí mismo. Además durante esta etapa lo que se ha hecho es un plan de renovación, de adecuación, de actualización de todas las bases, incluso de las bases documentales y las técnicas. El tiempo, y en el formato digital más, pasa muy deprisa. Por eso diez años ha sido una buena ocasión para redefinir el proyecto y mejorarlo, por lo tanto este 2013 yo creo que va a ser también definitivo para su relanzamiento. La idea fundamental es que no es mérito de una sola persona, aunque en algún ministerio se piense que en las universidades españolas no se hacen cosas extremadamente positivas como ésta.

¿Y por qué cree que se niegan a admitir estos logros?

No creo que sea cuestión de que alguien se niegue, sino que a veces partiendo de presupuestos de colaboración y con buenos equipos de investigación que pertenecen a la propia red pública de universidades se consiguen resultados más que excelentes, como el que nos ocupa. Frente a esa imagen pesimista que se transmite sobre las universidades públicas, hay signos, y este es uno más, de que el sistema público en colaboración con el privado tiene una potencia que no es desdeñable y es una satisfacción que una universidad como Stanford, puntera a nivel tecnológico, reconozca lo que en casa no se reconoce o no se quiere reconocer. Esta es una muestra de que las universidades públicas pueden estar en un primer nivel mundial.

¿Cuáles son las claves de la actuación y redifinición que se ha hecho en la biblioteca?

Pues aunar en una sola plataforma lo que ha ido creciendo a lo largo de diez años con distintas tecnologías que se han ido superponiendo. Ahora se unifican todas las bases de datos en una sola gran base de datos y se ponen en marcha nuevos servicios, nuevos buscadores y nuevos medios de comunicación.

El aumento de visitas ha sido significativo en los últimos años, igual que el de las instituciones que han pedido colaborar.

Tanto las visitas en España como en Iberoamérica y en Estados Unidos han ido en aumento. En cuanto a colaboraciones, Alicante es sede de Impact, proyecto europeo que agrupa a más de 40 instituciones de Europa, dotado con dos millones de euros, que busca profundizar en la investigación de los proyectos de digitalización del patrimonio.

¿Qué ha aportado a la UA la BVMC en todos estos años?

Le ha aportado muchísimas cosas. En primer lugar, una presencia y un peso a nivel internacional que difícilmente se podían llevar a cabo desde otros proyectos. Tiene una dimensión transcontinental, se puede acceder desde cualquier parte del mundo y académicamente es muy valorada, porque una de las grandes cualidades es que no solo es una biblioteca donde se consultan obras, sino que están clasificadas y acompañadas de un aparato científico que es accesible.

¿Hacia dónde tiene que mirar en el futuro?

Hay que darle un fuerte contenido académico y científico que garantice la calidad y la veracidad de los contenidos, y eso se puede dar mediante un respaldo institucional y académico. En Internet hay gran cantidad de información pero hay que garantizar los índices de calidad. ¿Hacia dónde va? Pues a aumentar la participación, es decir, no solo tiene que ser una institución que proporcione contenidos, sino que también tiene que ser receptiva a las propuestas y creatividad de los usuarios.

¿Con qué argumentos convencería a la UA, al Banco Santander y a otras entidades de que deben seguir apoyando esta iniciativa en una época tan crítica?

Un espacio como es el de la Biblioteca Virtual, que tiene una dimensión que abarca los cinco continentes, como escaparate y vehículo de transmisión de la literatura, la cultura, el arte y las humanidades en español, es de tal envergadura que no necesitaría en sí misma justificación. Y además se ha visto avalado por la Comisión Europea y ha recibido un premio de una de las mejores universidades el mundo.

¿Que le gustaría conseguir?

Me gustaría que al final de un periodo razonable acabara su proceso de renovación tecnológica y de contenidos, y que abriese nuevas puertas a la participación. Creo que estamos en condiciones de convertirnos en un centro potente de investigación ligado a las tecnologías de la información. Me gustaría que dentro de cuatro o cinco años volvieran a reconocer que hemos seguido avanzando en vez de languideciendo.