Siendo hijo de músicos, ¿cómo le dio por escribir?

De algún modo, la literatura y la música enseñan a escuchar, son cuestión de oído. Y sí me dio por la música: de niño empecé a estudiar violín, con tristes resultados, y guitarra, con resultado parecido. Mi fracaso en la música me demostró que la vocación no se hereda.

No hay género que se le resista: ensayo, narrativa, poesía, cuentos y hasta guiones de tiras cómicas. ¿Le gusta todo?

Hay diferencias técnicas serias entre escribir un poema y una novela larga, pero me considero un curioso y veo la literatura como un vehículo de la curiosidad. Me daría pena declararme especialista en algo y renunciar al placer del cuento breve, el fulgor del poema o la complejidad de la novela. Me atraen las diferencias de pasar de un género a otro y me da pánico encasillarme en una fórmula. Buscar contrastes entre un haiku y una novela me mantiene alerta y me recuerda que escribir no es una receta que se aplica, sino un aprendizaje y una duda continua.

¿Alterna con facilidad los géneros cuando escribe?

Nunca he logrado combinar dos novelas porque la novela tiene algo de obsesión despótica, de celos y de centro de atracción, y una se comería a la otra, pero siempre he tratado de escribir narrativa, ensayo y poesía al mismo tiempo. Me resulta útil y me da perspectiva para mirar el libro del que te has ido.

Debe ser trabajoso.

Es que escribir no sólo es un placer, sino también un trabajo, en el sentido físico del término, y me gusta que cueste. Si el arte en general fuese solo una inspiración no tendría tanto atractivo, también tiene que ver con el dolor de espalda o de manos. La imaginación también es un músculo.

¿Lo practicamos poco?

Como no hay gimnasios para ello, lo más parecido son los libros.

Ha dicho: "A veces lo que no te gusta es lo que más te influye". ¿Qué ha sido en su caso?

Cuando te preguntan por tus influencias, a mí me da vergüenza decir que me ha influido, por ejemplo, Borges. ¿Quién soy yo para eso? Me refería a que admiras a ciertos escritores y luego tienes la desgracia de parecerte a otros. Las influencias hay que ganárselas.

¿Ha dejado ya de ser una promesa joven?

Ya empiezo a tener canas y es un alivio. La juventud tiene menos ventajas de las que se publicitan y no hay más que ver el país. Muchas veces la juventud se sobrevalora y ser joven no tiene ninguna gracia. Es un mérito trágicamente efímero y una gilipollez como reclamo publicitario. Nunca me produjo entusiasmo ser un autor joven.

Pero su juventud no le ha evitado premios y elogios. ¿Es peligrosa la crítica o la lleva bien?

No lo sé. No soy yo quién para decir que lo llevo bien, si no, sería un imbécil. Entiendo que tanto el elogio como la crítica negativa hay que llevarlas con cierta serenidad y tratar de aprender de ellas. Necesitamos aceptar que la opinión del otro es parte del trabajo.

Usted que tiene doble nacionalidad, ¿con la crisis se siente más español o más argentino?

No depende de eso (ríe), al contrario. La única experiencia que me faltaba vivir en España, y que ya había vivido como argentino, era la sensación de que el país se venía abajo. Yo nací en dictadura, viví la Guerra de las Malvinas, vi cambiar tres veces de moneda y dos intentos de golpe de Estado. Eso en los trece primeros años de vida. La crisis me une más a este país porque me hace sentir español y latinoamericano al mismo tiempo, estamos muy acostumbrados al sobresalto y esto nos iguala tristemente. También las crisis tienen dos caras: la más oscura es la de la gente sin casa y sin trabajo, pero hay algo regenerador en estas situaciones, políticamente hablando. Asistimos a un festival de corrupciones, sobres, cuentas B... y hay que pensar que todo esto sucedía hace tiempo y toda esa mierda tiene algo de cartas boca arriba. Vivimos una catarsis y los políticos están mucho más observados y controlados que antes. A ver si cuando acabe esto, después de lo que hemos aprendido a hostias, seguimos con el mismo rendimiento de cuentas.

¿Qué le parece peor: que Bárcenas se lleve los millones a Suiza o que denuncie despido improcedente del PP?

Son dos hechos de una gravedad parecida. Lucrarse mediante su partido político es una de las cosas más graves, pero me imagino a algún despedido que vea que este señor tiene la osadía de alegar despido improcedente y lo que demuestra es la pérdida de noción de la realidad, no pensar nunca en los ciudadanos. Casi me duele más lo del despido.

Ha muerto Stéphane Hessel. ¿Estamos sin voz contra la crisis?

Lamento su muerte, pero no soy partidario de los mesías ni de los portavoces esenciales de nada. Pienso que la política es una cuestión de todos y no es maduro pensar que hay cuatro o cinco personas que deciden el rumbo de la opinión pública. Me identifico más con el feligrés que con el cura.

Usted ha dicho del Papa que lo mejor que ha hecho es irse.

A mí me dicen que si soy tan laico por qué hablo tanto del Papa, pero eso me parece cínico porque si el país funcionara de manera laica no opinaría. El problema es que la separación Iglesia-Estado no existe y eso te cabrea. Al Papa le agradezco que la voluntad individualista le pese más que el designio divino.