¿Qué es más efectivo escribir o ser activista?

Pues la verdad es que no lo he pensado nunca. Yo como activista tuve la inmensa suerte de ser presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales cuando se aprobó la ley de matrimonios del mismo sexo. Así que como efectividad puedes ver más el cambio en el activismo que escribiendo.

La prostitución es su último libro. ¿Por qué?

Como feminista, el tema de la prostitución es fundamental. Mi intención era contribuir a un debate que lleva muchos años estancado, en el que hay partidarias de regular y partidarias de abolir, pero no avanzamos gran cosa. Teniendo en cuenta que hay feministas en ambos lados y que a todas nos preocupa la igualdad entre hombres y mujeres, yo quería actualizar el tema porque algunos de los argumentos abolicionistas estaban un poco anticuados...

¿Y cuál es su postura?

Mi postura es abolicionista pero a veces podría parecer que las abolicionistas estamos perdiendo el debate porque usamos argumentos con los que no conecta la gente joven, incluso feministas. Por eso veo fundamental que dejemos de centrarnos en si la prostitución puede ser o no elegida, cuando deberíamos empezar a reconocer que hay mujeres que se quieren dedicar a ello, en una situación en la que es posible que las alternativas sean peores. Pero ese no es el asunto. Se trata del efecto de la prostitución en la sociedad entera.

¿No ve diferencia entre la prostitución voluntaria y la que supone una explotación?

Claro que hay diferencias. No reconocer eso es alejar a la gente de esta postura. No es lo mismo una mujer raptada, torturada, encerrada, que una chica que decide que eso es mejor que otra opción como estar toda la vida en una fábrica. La forzada debe perseguirse con mayor contundencia. Eso no quiere decir que como feministas no sigamos pensando que en ambos casos es una cuestión machista.

¿Qué ve más difícil dar una solución social o una solución política?

La prostitución lleva toda la historia con nosotros y la gente lo encuentra de lo más natural. Lo que tenemos que tratar de explicar es que la prostitución es algo patriarcal que en cada época ha cumplido una función. En este momento, en el que el feminismo ha conseguido muchos avances, la prostitución sirve para que los hombres que no aceptan esos avances tengan un reducto en el que pueden seguir siendo hombres al estilo tradicional.

¿El tema de la inmigración ha sido clave en el desarrollo de una prostitución más perversa?

Sí, porque es una labor que se llena de gente más vulnerable y necesitada de ganar dinero.

¿La prostitución es una salida a la crisis?

Sí y eso empuja a las inmigrantes a tomar posturas más vulnerables, a bajar un escalón más.

¿Y si cotizaran?

Ellas han podido cotizar siempre. Es un debate falso. Solo beneficiaría a los proxenetas y a los beneficiarios del sexo. No es verdad que ellas quieran regularse, no tienen ninguna gana de cotizar ni pagar impuestos, lo que quieren es ganar el máximo dinero posible. Han podido cotizar como camareras o masajistas. Las regulaciones han sido en casi todas las partes un fracaso. La prostitución ha estado a lo largo de la historia casi siempre regulada, desde la Edad Media hasta el siglo XIX. Además tendría un inconveniente porque un Estado que apuesta por la igualdad no puede regular una ocupación que por su propia naturaleza se basa en la desigualdad.

¿Es partidaria de la paridad impuesta en la administración o en las empresas?

Depende. Soy partidaria de las cuotas, de la discriminación positiva. Existe una cuota masculina universal y hay que tratar de romperla por ley. En cualquier empresa o país con una igualdad total, el hecho de que los directivos sean el 80% masculinos no es porque son más listos y más capaces.

Cuando España legalizó los matrimonios gays nuestros país fue un ejemplo. ¿Sigue siéndolo cuando el Gobierno llevó esa ley al Constitucional?

No, desgraciadamente no. Durante muchos años de libertades y derechos hemos sido motivo de admiración para el mundo. Ahora no. Ya vemos por qué estamos en los periódicos, por volver a la cutrez más espantosa y más antigua. Y vemos cómo ahora están desmontando las leyes de igualdad. Volvemos a la España negra.

¿Por qué se ve amoral que dos hombres o dos mujeres quieran ser un matrimonio y sin embargo se consienta que un hombre pague a prostitutas por sexo?

Porque la prostitución en realidad, en contra de lo que a veces quieren hacer creer para hacerse los progresistas, es algo aceptado. Es un instrumento para la desigualdad entre hombres y mujeres, a pesar de ciertos discursos moralistas. Por ejemplo, la iglesia nunca ha atacado a la prostitución, en cambio sí a las mujeres, a los homosexuales, a las que se divorcian,a las que abortan... Pero jamás ha dicho que condena a los hombres que pagan a prostitutas.