Viendo su agenda de conciertos, repleta, parece que su vida es una huida hacia delante. ¿Nunca parar, nunca mirar atrás, es su lema?

No, para nada, no huyo ni hacia adelante ni hacia atrás. Yo vivo para adelante, jamás he huido. Soy una persona que se siente muy feliz haciendo su trabajo, alguien que tiene esa inmensa suerte de vivir de su pasión.

¿Cómo es un día sin concierto, sin aplausos? Me imagino que se aburrirá...

¿Qué me voy a aburrir? Con la familia y los amigos que tengo y todo lo que tengo que hacer, no hay ningún momento para aburrirse.

Dicen que emplea sus ratos libres para pintar. ¿Cómo son sus cuadros?

Mejor no los comento [Risas]. Creo que Dios no me ha llamado para pintar. Pero me gusta mucho, me divierte, y, sobre todo, cuando un amigo cumple años en vez de regalarle la consabida corbata le regalo un cuadro y lo tiene que colgar en su casa. Le fastidio la vida pero en fin...

¿Qué piensa Raphael cuando ve los informativos?

[Silencio] Uf. Estos últimos tiempos cuesta verlos... Pero yo soy de las personas que ven siempre el vaso medio lleno y yo sé que de esto se sale, como tantas veces hemos salido.

¿Se ha mentido o exagerado mucho sobre usted?

Las dos cosas. Se ha exagerado, sí, pero también se me ha valorado muchísimo. Así que vaya una cosa por la otra. Pero yo creo que la gente me quiere muchísimo, lo demuestra día a día.

¿Raphael, persona, está a la altura de Raphael mito, o conviven en planos diferentes?

No conviven porque son lo mismo, no hay diferencias.

Pero sí hay un mitomanía a su alrededor, gente que peregrina a sus conciertos, a su museo en Linares... Será consciente de ello, supongo.

Pero eso es muy agradable. Si me lo hubieran dado al cabo del tiempo, de repente, habría sido extraño, pero ha sido una cosa que me he ido ganando a través de los años, así como el cariño de la gente. Ahora puedo decir que pertenezco a cada casa, que soy como un primo lejano que le viene cantar cada equis tiempo. Me siento más querido que admirado por la gente.

Usted fue uno de los grandes del fenómeno fan en nuestro país, algo que ha resucitado en España últimamente el cantante Pablo Alborán.

Pero aquellos, los míos, eran tiempos heroicos. Ahora con Internet hay información por todos lados, pero antes era a la busca y captura de Raphael, que era más complicado. Ahora es mucho más fácil... Afortunadamente.

¿Conoce a Alborán?

No, pero me gusta mucho. Sería estupendo poder cantar con él.

¿Qué música escucha Raphael que jamás nos imaginaríamos que escucha?

Soy un melómano tremendo, me gusta muchísimo la música, toda clase de música... Punto y aparte, siempre y cuando sea buena. Me gusta el jazz, el flamenco me chifla, el pop, el rock me entusiasma... Elvis para mí ha sido siempre un referente, y, en otra onda, Edith Piaf... Me gusta la música pero la buena. No soporto el pachún-pachún, ra-ra.