El escritor, filósofo y traductor zamorano Agustín García Calvo, tres veces premio nacional -de Ensayo en 1990, de Literatura Dramática en 1999 y de Traducción al conjunto de su obra en 2006-, falleció ayer en Zamora a los 85 años. A primera hora de la tarde el cuerpo de Agustín García Calvo fue trasladado al tanatorio de La Soledad de Zamora, donde los ciudadanos pueden velar el cadáver hasta que sea conducido al cementerio de San Atilano para su sepelio sin eucaristía previa, precisaron fuentes de la funeraria.

García Calvo, nacido en Zamora en 1926 y autor de textos en muy diversos géneros literarios, caracterizó su trayectoria como intelectual por la rebeldía ante el poder establecido. Lo contrario a lo oficial marcó su forma de actuar, autor de una obra que, además del ensayo, la poesía, la novela y la traducción, abarca cientos de artículos y otras curiosidades, como el Himno de la Comunidad de Madrid que le encargó el primer presidente de la autonomía, Joaquín Leguina.

Se doctoró en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca, donde ejerció como profesor de Latín, fue catedrático de instituto y obtuvo también la cátedra de Filología Latina en la Universidad de Sevilla. Fue uno de los catedráticos perseguidos por el régimen franquista y debido a las revueltas estudiantiles de febrero de 1965 fue apartado de la cátedra.

En 1990, García Calvo recibió el primero de sus tres premios nacionales, el de Ensayo, por su obra Hablando de lo que habla: Estudios de lenguaje. Nueve años después le concedieron el de Literatura Dramática por La baraja del Rey Don Pedro, y en 2006 el de Traducción por el conjunto de su obra. Nunca fue amante de los reconocimientos y en una entrevista explicó que aceptó estos tres por ser unos galardones "muy pequeños, que tienen la ventaja" de que él no se presente y "los jurados son muy grandes y variados y hay más probabilidades de que entre ellos haya gente honesta".

En 1993 protagonizó uno de los episodios más polémicos y conocidos de su vida, al tener que afrontar una sanción de Hacienda de 10,5 millones de pesetas por no haber hecho nunca la declaración de la renta de las personas físicas y por no declarar los ingresos de la subvención que empleó para restaurar el caserón que poseía en Zamora. García Calvo difundió entonces anuncios en la prensa nacional para pedir ayuda a "aquellos que pudieran ser usuarios de las cosas que publico y tener algún agradecimiento".

Ese mismo año, García Calvo pagó su deuda con la Agencia Tributaria, después de negociar con un banco la financiación de seis millones de pesetas, mientras el resto, cuatro millones y medio, los consiguió a través de unas 200 donaciones particulares.

Una de las últimas obras en las que participó fue el documental realizado por Basilio Martín Patino sobre el movimiento de indignados del 15M, y que utilizó el nombre de uno de sus poemas, Libre te quiero, para dar título a una cinta que se ha presentado en la sección Tiempo de Historia de la última edición de la Seminci.

A Agustín García Calvo nunca le gustaron los homenajes, ni propios ni ajenos, algo que demostró en 1998, cuando se manifestó contrario a los homenajes que se realizaban para conmemorar el centenario del nacimiento de Federico García Lorca, porque significan "la sumisión de lo que puede haber de vivo en las palabras".

Ahora su legado queda reflejado precisamente en eso, en la vitalidad que guarda su obra y su pensamiento, en la vitalidad de sus palabras.

Atípico, único e inconfundible

Era un hombre "atípico, único e inconfundible", "siempre alejado de modas y al margen de la vida cultural oficial", destacó su "alumno" Fernando Savater. "Su obra es muy singular, enormemente original e inconfundible", subrayó. Savater, que fue alumno de García Calvo cuando este daba clases en una academia de Madrid tras ser apartado en febrero de 1965 de su cátedra por el régimen franquista, añadió que era "una personalidad única por su original fuerza y su capacidad de suscitar adversarios por su pensamiento". Por su parte, el presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE, José Antonio Griñán, lamentó su fallecimiento a través de su cuenta en Twitter, destacando que ejerció como catedrático en la comunidad andaluza y que "hizo escuela se le recuerda con respeto", afirmó.