Podría ser el motivo de una tesis doctoral, quizás incluso de varias, pero de momento podemos disfrutar de este fantástico e interesante legado por medio de una exposición.

La muestra, bajo el título "Cataluña en el cronista de la generación del 98", realiza un recorrido histórico, literario y biográfico de Azorín en tierras catalanas. Un recorrido que nos da a conocer las amistades de Martínez Ruiz con artistas, pensadores, escritores y políticos catalanes, al mismo tiempo que se nos descubre como un firme defensor de su lengua y cultura.

Azorín era, en definitiva, un admirador de Cataluña, tanto como lo era de España y del castellano. Solo que algunas de sus frases siguen siendo hoy objeto de polémica, sobre todo por la candente actualidad por la que atraviesa Cataluña, y de la que es imposible separarse en los contenidos de esta exposición.

Por todo ello, Azorín, en su fase más anárquica, revolucionaria e iconoclasta de su pensamiento, escribe en el diario El Progreso, en 1898, lo siguiente: "Cada vez admiro más a Cataluña. No se mide la estatura de un pueblo, de una época, por sus hombres eminentes, por el número de sus genios en las ciencias, en las artes, en las letras; se mide por la masa, por el pueblo, por la clase que trabaja y produce. La tierra catalana es admirable por eso (...). El obrero castellano no llega, ni con mucho, al nivel intelectual del catalán (...). En Barcelona no se lee, se investiga, y se está al tanto de las nuevas tendencias estéticas, de la evolución filosóficas (...). Cataluña, cierto, es un pueblo aparte; nada tiene en común con las demás regiones españolas, ni historia, ni lengua, ni literatura, ni costumbres. Es una nación independiente, moralmente independiente; posee tradiciones propias; industria, arte, espíritu privativo".

Unos años después, Azorín inicia una serie de artículos en el diario ABC bajo el epígrafe de "Desde Barcelona", donde se entrevistó con algunas de las principales figuras del movimiento catalanista, como Carner, Puig i Cadafalch o Prat de la Riba.

De este modo, Martínez Ruiz ahonda en las mismas cuestiones (lengua, política, literatura...), pero con comentarios más rebajados, menos enérgicos y contundentes, en los que reconoce y respeta igualmente la particularidad catalana.

"El catalán hoy puede pagar más que otros habitantes de otras regiones pobres; este dinero que nosotros le pediríamos, él lo daría con gusto sabiendo que iba a ser empleado en su propio provecho. Y necesitaríamos también que, aparte de esta facultad de poder imponer nuevos tributos, se nos concediese una zona neutral, un puerto franco que fomentase e hiciese crecer nuestro comercio con América. Todo esto nos proporcionaría recursos propios", escribe en 1906.

"¿Vamos a negar a Cataluña sólo por pedirlo Cataluña lo que juzgamos excelente para las demás regiones españolas? (...) Cataluña ha mandado sus representantes a las Cortes; lo que era una protesta revolucionaria y agresiva, se ha convertido en pacífica labor legislativa. ¿Qué sucederá si a pretensiones que estimamos todos justas de esta representación se contesta con la negativa?", publica Azorín en 1909.

La muestra aborda los vínculos de Azorín con el Modernismo catalán, su amistad con los pensadores catalanes de XIX y XX así como su intensa actividad periodística, en el Diario de Barcelona o La Vanguardia, donde ejerció como crítico literario y publicó cerca de 200 artículos.

Un ciclo de conferencias complementará esta exposición, con participación de la dirección de La Vanguardia; Enric González, de El País; Carme Riera, de la RAE; y Antoni Ròdenas, escritor, entre otros.