Comics de X-Men, figuras de Dragon Ball, cartuchos de videojuegos para consolas descatalogadas o posters de series de anime conviven con un ejemplar de los cuentos de Edgar Allan Poe, libros de Harry Potter traducidos al catalán e incluso algún volumen conmemorativo de Lo mejor del No-Do. Este espacio donde todo vale se llama Frikitrueke, un mercadillo de intercambio de objetos de coleccionista, de tipo retro o, simplemente, rarezas, abierto a que todo el mundo comparta sus pertenencias.

"He venido aquí a deshacerme de todos esos 'malos regalos' que me han hecho alguna vez", afirma Carlos, que luce una camiseta del popular robot de Star Wars, R2D2. "Hace unos años entendía más de esto, ahora soy un friki en rehabilitación", bromea.

Otros son más cuidadosos con las pertenencias que exhiben. Es el caso de Ernesto, que explica pacientemente a todos los que curiosean entre sus comics quién es su autor, a qué editorial pertenecen o, incluso, cuándo se publicaron. No en vano, Ernesto es dibujante y participa en el fanzine Montacargas con otros estudiantes de artes gráficas de Barcelona. "Hoy no me estoy llevando comics, pero he conseguido un par de videojuegos", comenta.

A su lado, Fran dice que la iniciativa de este peculiar trueque le parece bien, pero que puede tener el riesgo de que la gente salga perdiendo. "Aquí han traído un Amstrad, un ordenador de los años setenta. Es casi una pieza de coleccionista, pero puede que se lo acaben llevando como juguete para un niño, porque puede haber gente que no entienda de qué se trata", opina.

Tal vez sea porque a muchos artilugios puede resultar difícil verles la utilidad. "Eso de ahí es una melódica", aclara Jorge, señalando un extraño instrumento que consta de un teclado y una boquilla. "Le he echado el ojo desde que llegué, y ahora por fin he conseguido que me la cambien por unos cuantos cómics y novelas de ciencia-ficción. Estoy encantado", asegura.

Porque precisamente uno de los objetivos de Frikitrueke es que la gente se lleve la mochila llena de objetos que algunos no quieren, pero a los que otros pueden dar una segunda vida.