Fue una familia alicantina la que en los años 40 encargó a Gastón Castelló (1903-1986) una obra de temática religiosa para donarla a la parroquia de Vistahermosa de Alicante. En esta pequeña iglesia ha estado colgado sobre el altar todos estos años sin que nadie se haya percatado de que se trataba de una obra temprana del artista alicantino. En enero pasado, el arquitecto técnico José Luis Pérez Molina se fijó en la buena hechura del cuadro y se lo comentó al párroco, Eduardo Lorenzo, quien destacó que era "de un tal Gastón Castelló". Sorprendido por la noticia se aproximó a la obra y comprobó la firma del pintor y la fecha, 1944.

De esta manera ha salido a la luz una de las primeras obras del artista, un lienzo al óleo de 3x2 metros que no está incluido en ninguna catalogación ni registro de piezas del alicantino. Una vez comprobada la autoría, José Luis Pérez Molina estableció contacto con la administración y como trabajó con el arquitecto Marius Beviá en la Basílica de Santa María llamó a la subdirectora de Cultura en Alicante, Concepción Sirvent.

"En cuanto le comenté el tema del cuadro fue a verlo y se lo comunicó a Valencia", asegura. De esta manera tuvo conocimiento del hallazgo el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración que se encuentra en Castellón. Su directora, Carmen Pérez, se desplazó hasta Alicante para ver la obra y se comprometió a que esta institución asumiría el 50% del coste de recuperación de la pintura. Pese a que se tocaron las puertas de otras instituciones públicas, el mal momento que atraviesan no ha dado como fruto más que negativas. "El resto -asegura Pérez Molina- lo tenemos que conseguir con aportaciones de los feligreses y en ello estamos".

Hoy mismo, el cuadro, al que ayer se pusieron los andamios para proceder a descolgarlo, partirá rumbó al IVC+R donde se realizarán los trabajos de recuperación de la obra, que se prolongarán a lo largo de seis meses.

La restauración se centrará en la estabilización del soporte textil y la colocación de un soporte inerte, que se acople a la particular forma de la obra, que no es rectangular, para que no esté en contacto con el muro y así evitar la humedad que lo puede dañar. También en la recuperación de cromatismo original, a través de su limpieza.

Pérez Molina asegura que ha aparecido la hija de la persona que encargó el cuadro en los años 40 para la parroquia y cuenta como anécdota que hubo un feligrés que quiso comprar la pintura "porque decía que la Virgen era igual que su mujer".