­ Lo Mejor de la Gastronomía (LMDLG), el congreso culinario de primer orden que hasta ahora ha traído a los grandes cocineros de dentro y fuera del país a Alicante en las tres ediciones que ha celebrado en IFA, se ve forzado a aplazar su XIV edición hasta la próxima primavera. Aunque la incertidumbre llega hasta las cúpulas de Diputación y de la organización, ambas entidades conceden que «no hay tiempo para hacer lo que se quiere hacer» si la cita se vuelve a fijar para noviembre. Rafael García Santos, crítico gastronómico y director del evento, necesita «mínimo ocho meses» para convertir un encuentro de cocineros de élite, donde la gastronomía alicantina era a la vez estrella y anfitriona, en una gran feria nacional apta para todos los paladares y bolsillos. Aún espera confirmación de la Diputación para empezar a trabajar.

Así, LMDLG quiere transformar una cita de grandes autores en un macro encuentro de cocina tradicional con destellos de vanguardia y «sentido común». «Habrá talleres y demostraciones de alta cocina, pero también tortilla de patatas», apunta el gastrónomo, quien recalca que «tenemos que ir girando hacia lo segundo sin abandonar lo primero».

La razón para este cambio, como es lógico, es la crisis, pero no exactamente la falta de dinero. Joaquín Albaladejo, diputado de Turismo en la institución provincial, asegura que la Diputación mantiene intactos los 400.000 euros para LMDLG en el presupuesto de 2012. «Pero se queda corto» para el nuevo modelo de congreso que, asegura, surgió tras una tormenta de ideas «de todo el sector turístico» al cierre de la XIII edición, en 2011.

Más turistas

Organizadores, patrocinadores, expositores y otros beneficiarios directos del paso de las 130.000 personas que cruzaron los pasillos de IFA durante aquellos cuatro días acordaron «hacer una feria más turística y en una época de más sol, para que haya más visitas». Se propuso además rebasar la demarcación alicantina y convocar «una feria nacional» con lo mejor de la gastronomía española, como informa el diputado.

«No es que fallara nada el año pasado; es que la alta cocina tiene ahora mucho menos poder, mientras que el concepto de feria gastronómica es triunfador», declara García Santos, quien creó LMDLG en San Sebastián en 1999 antes de moverlo una década después a la Costa Blanca.

El problema es que, mientras que el título de la película gusta a todo el mundo, concretarlo está siendo una superproducción muy complicada.

Primero, porque el plantel de actores aumenta. El nuevo modelo pide «que sigan estando representados todos los restaurantes singulares de Alicante, todas las especialidades de sus comarcas y las de Valencia y Castellón», pero también que haya expositores de toda España. «¿Que hay un stand de Pontevedra? Pues estará el cocido de Lalín, las empanadas, la industria conservera y el marisco de la provincia», ilustra García Santos.

Por tanto, la inversión y el ámbito geográfico sobrepasa la competencia de la Diputación. Y se ha llamado a las puertas del Ministerio de Turismo para que se involucre directamente.

«Antes daban siete millones de euros a los cocineros vascos. Ahora no creo que nos den ni siquiera uno, pero se trata de buscar el máximo apoyo posible», explicaron fuentes de la Diputación, en referencia a la primera toma de contacto entre el ente provincial y la Secretaría de Estado que tuvo lugar en Altea hace unos meses.

Para Albaladejo, es imprescindible «que se entienda» que el nuevo LMDLG es «una feria nacional». Y, a pesar de que las negociaciones entre la Diputación y Madrid «ya van por la segunda ronda de contactos», según el diputado del ramo, el «sí» que espera la organización de LMDLG para mover el encuentro se retrasa ya dos semanas sobre la fecha prevista, como apuntan las citadas fuentes.

«La propia presidenta (Luisa Pastor) constata que no se puede montar bien un evento así en menos de seis meses», reconoció Albaladejo. Así pues, todas las partes esperan que la feria nacional de la gastronomía no se programe para antes de marzo de 2013.

Triplicar afluencia

La organización espera «convencer a todos» de que hay que adaptarse a la nueva realidad económica. El plan de García Santos implica que congreso amplíe su duración «a cuatro o cinco días» y que «triplique la afluencia» haciendo coincidir más oferta en mejores fechas para el turismo.

Para atraer a expositores y visitantes plantea «aceptar que todos tenemos que hacer el mismo volumen de negocio y que seguramente sea un 30% menos». La filosofía «low cost, más humilde y más sencilla» se materializa en una cadena de abaratamientos que va desde el coste de alquiler de stands al precio de montajes y transportes, pasando por el de las noches de hotel. «No sirve de nada que pongamos un stand a 20 ó 30 euros si después el hotel está al mismo precio», afirma el director del congreso.