El niño alicantino Pablo Planells no olvidará nunca el concierto de Bruce Springsteen en Madrid. El pasado domingo el Boss le invitó a subir al escenario a cantar Waitin on a sunny day. A Bruce le llamó la atención ver a un niño de cuatro años a hombros de su padre Andrés en primera fila. Pablo, alicantino de Villajoyosa, de apenas cuatro años, y nieto del que fuera presidente del Villajoyosa C. F., Andrés Planells, iba ataviado para la ocasión. Antes de que arrancara el espectáculo se enfundó una camiseta de la portada del Born in the USA. Hubo flechazo y conexión con Bruce. Pablo cogió el micrófono y empezó a tararear el estribillo de la canción. El Boss y los 60.000 espectadores que llenaban el Santiago Bernabeu quedaron maravillados ante el desparpajo del crío, que no parecía estar intimidado ni impresionado por la situación.

Mientras tanto, su progenitor lloraba de emoción presenciando la escena y observando cómo era aupado por Springsteen para que saludara a todo el público. La ovación fue de gala. Cuando el Boss, con su sonrisa perenne, devolvió al niño a su padre le regaló una púa con las que rasga su guitarra eléctrica. Otro detalle más del jefe de la E Street Band.

Pablo guardará en su retina ese momento para siempre. Después todo el mundo quería hacerse una foto con el joven vilero. Era una estrella más tras su momento de gloria. Incluso el periodista Manel Fuentes, confeso seguidor del cantante norteamericano y que se hallaba cerca, tuvo un gesto cariñoso y de reconocimiento con Pablo. Cuando Andrés relataba por teléfono lo sucedido a Marta, su esposa, éste apenas podía describir lo sucedido entre lágrimas. Y es que Bruce sigue enganchando a nuevas y viejas generaciones. Su música y la manera de entender un concierto marcan.

De hecho, en el Santiago Bernabeu ofreció su recital más extenso de cuantos ha dado en Europa. Tres horas y cuarenta y ocho minutos duró el espectáculo, donde repasó su nuevo disco junto a los clásicos de toda la vida. A punto de cumplir 63 años está en plena forma, demostrando que el tiempo no pasa para él. Y Pablo estuvo ahí junto a un mito de la música y al lado de su ídolo y del de su padre. Un sueño hecho realidad y alcance de unos pocos privilegiados.