La casualidad y también la generosidad propiciaron que el Tesoro de Neupotz haya salido a la luz en un doble sentido. El primero, cuando la empresa Khun, una de las dos encargadas de dragar el Rin para la extracción de arena, empezó a encontrar piezas metálicas entre 1967 y 1983, hasta un total de 1.100, y el segundo, cuando depositó este fondo en el Museo del Palatinado de Speyer (Alemania). Ese conjunto de objetos romanos, robados por los bárbaros y hundidos en el río, se puede ver en el MARQ, junto al tesoro de Hagenbach (400 piezas), descubiertos por otra empresa de dragados, la de Peter Merckel, y al de Lingenfeld.

¿Cómo comenzó la historia de este tesoro?

Cerca de donde yo vivía, en un brazo del antiguo cauce del río Rin donde extraíamos arena, empezamos a encontrar pequeños trozos metálicos. Aparecieron herraduras, objetos punzantes, vasijas muy antiguas... Había muchos objetos pequeños pero luego apareció el más grande de todos, una jarra con 28 piezas dentro, una especie de olla que pesaba mucho y estaba hundida con arena y todo.

¿Fue consciente de la importancia que tenían estos objetos?

Desde un principio vimos que era algo muy antiguo, con historia. Siempre supimos que teníamos un tesoro. Fuimos encontrando piezas romanas pero también dientes de mamut. Mi padre tenía contactos con el director de un museo y hablamos con él para ver su valor. Desde ese momento intentamos motivar a la gente para que lo que apareciese se cuidase y no se perdiese nada.

¿Cuándo decidió depositarlo en el Museo del Palatinado?

Al principio no lo llevamos al museo. Fuimos recolectando las piezas y cuando teníamos muchas fuimos a una asociación que promocionaba y ayudaba a recuperar los objetos antes de llevarlos a otro sitio. En 1993, ya conocí al ministro de Industria y Comercio y empezamos a llevar las piezas a museos. Primero al de Terra-Sigillata de Rheinzabern, donde se expuso entre 1984 y 2004. Luego, se puso a disposición del Museo del Palatinado.

¿Y siguen apareciendo cosas?

En 1983 aparecieron los grandes trozos del tesoro y ya se ha acabado. De momento...

¿Una vez que se sabía que existía ese tesoro bajo el agua se tomaron medidas de seguridad a la hora de trabajar?

La única forma de sacarlo era con excavadoras. La máquina cogía 5 metros cúbicos y sacaba la arena con piezas, que estaban hundidas a 8 o 10 metros de profundidad. Conforme subía la máquina se veían claramente las que eran grandes y las pequeñas a veces flotaban en el agua porque pesaban muy poco e iban río abajo. Fue muy emocionante.

¿Le parece buen sitio el MARQ para mostrar su tesoro?

Sí, sí. Es estupendo y la exposición está muy bien presentada.