Ramón Guerrero intimida. Al menos, en la escena en la que parece capaz de matar a su propio hermano por tres pulseras de oro. Interpreta de memoria, sin haber leído ningún guión. Le basta con recordar cómo era él hace unos años para bordar la desesperación de Cristo, su personaje. No tiene andares legendarios, como los delincuentes del cine; él va en chanclas y farfulla si va colocado. Pero está lejos de ser una caricatura. Es más bien una crónica, la fotografía de una adolescencia de droga y de ruina que se reproduce en todos los suburbios del país.

Ahora, cuando aquellos años le quedan lejos, este alicantino carga con el peso interpretativo de Criando ratas, un proyecto de largometraje del director local Carlos Salado. Una trama que mezcla ficción con actores "naturales", reclutados en la calle, para contar la historia de un delincuente juvenil que debe pagar su deuda con un narcotraficante de su barrio. La moraleja de la película es "que quien juega con fuego se quema" y su principal baza, "la autenticidad". "El que quiera saber lo que pasa en la calle, que vea Criando ratas", asegura el director, guionista y compositor de la banda sonora del proyecto.

Salado y Rubén Ferrández, jefe de producción, ambos de 25 años y exalumnos del Centro de Estudios de Ciudad de la Luz, llevan "dos años recorriendo Alicante en busca de actores y localizaciones" para hacer una película "que refleja de verdad cómo es este submundo", donde la violencia, los robos, las drogas y la prostitución son vecinos forzosos para los habitantes de periferias deprimidas. Han encontrado todo lo que buscaban en varias barriadas de Alicante como Colonia Requena, San Agustín, Mil Viviendas y de otras partes de la capital.

La película que facturan, "novel y, por tanto, seguramente con fallos", como afirma Salado, bebe tanto "del cine de delincuentes de los 80" que no dudan en bautizarla como un proyecto de "género neoquinqui". Esperan terminarla en el mes de julio y darle difusión por todo el país, ya que, según su director, "no refleja los suburbios de Alicante, sino los de cualquier ciudad de España".

De persona a personaje

En la trama de Criando ratas, Cristo se encontrará en su periplo por los bajos fondos con un centenar de personajes, entre los que tienen especial importancia los de Daniel Torres (Torres), José Antonio, Josete, Francés (Cienduros), Iván Alonso (Campana) y Mauricio Manzano (Mauri). Su papel es tan parecido a la persona que fueron en algún momento de sus vidas que no le niegan la confianza de prestarle su mote, su ropa, su jerga y sus propias memorias.

"Yo veo al Duque en Sin tetas no hay paraíso y no me lo creo. Aquí el que vende no tiene un club ni va vestido para gustar a las chicas. Tiene sus cuatro o cinco machacas está mellao y a lo mejor tiene la casa llena de billetes" asegura Torres, orgulloso "antagonista" del personaje principal. Sabe que su actuación es convincente tan bien como que "si hubiera nacido en un barrio pijo" no estaría en esta película.

Torres le "sale solo", asegura. Fue un fichaje exprés. El director lo vio durante uno de los multitudinarios rodajes de verano en Colonia Requena -"llegamos a tener 300 personas mirando y aplaudiendo cómo hacíamos una escena", recuerda Salado-, y le gustó su mirada incómoda y corpulenta, natural de alguien ha crecido sabiendo que "en el barrio o te haces de valer o te comen", como explica este vecino de Requena.

El director ha procurado "no darles ningún diálogo, sino explicarles sólo las escenas para que las interpreten como quieran". Además, los propios actores han aportado muchas ideas. El personaje de Josete, Cienduros, toma su nombre "de un compañero de cuando estuve en Fontcalent". Muchos otros de la película también usan motes talegueros que rescató este vecino de San Agustín de los seis años que estuvo preso por robo.

Campana, en su caso, tuvo que enseñar a un pareja de "actores profesionales que hacían de policías" a practicarle una detención realista durante una escena.

Pero que los actores de la película sepan cómo hacer placas de hachís que parezcan reales o a quién hay "achantar " para ser respetado en otro barrio no significa que aprueben las leyes de ese mundo, sino que las conocen y saben representarlas. Es más, participan en una película, Criando ratas, cuyo título quiere decir que el delincuente juvenil acaba incubando "lo más bajo del ser humano", en palabras del jefe de producción.

"Si la película hubiera tratado de otra cosa, no lo hubiera hecho, pero lo que sale se parece a mi vida de pequeño. Aunque la mía en los 90 fue mucho peor que la de Cienduros", apunta Josete, de 36 años y hoy un padre de tres hijos que trabaja en el mercadillo y vende frutos secos "en el Hércules" junto a Mauri. "Que la gente sepa que está mal, que no es camino, porque hay chiquillos que les ves en la cara que viven así", asegura Josete.

Otros personajes de esta "docuficción de estilo cine dogma", en palabras del director, son Anto, Caballito y Voltereta, tres quinquis menores de edad que caben en el sillón de una scooter. Salen en el primer tráiler de la película -"la gente lo ha visto en Sevilla y el País Vasco y nos han pedido salir", dice el productor- y representan la edad temprana de quienes acaban "criando ratas", el paso de gamberro peligroso a delincuente habitual.

Ramón Guerrero representa esta etapa en su fase terminal. "Se ha volcado tanto con la película porque ahora es todo lo contrario de lo que fue. Trabaja en la obra, tiene su piso y su novia y transmite mucho buen rollo. El nos ha traído a mucha gente para la película, es muy conocido en Alicante", afirma Ferrández.

Este proyecto ha sido también la ilusión de algunos vecinos de estos barrios durante dos años. "Ha habido gente que no quería parar de rodar después de doce horas, nos han bajado bocadillos para treinta personas, nos han tratado de lujo" E incluso hay quien ya se plantea subir de nivel. "Torrente, dile al Paquirrín que se vaya", grita Mauri a la grabadora.

Dos años de trabajo

Los exalumnos del Centro de Estudios de Ciudad de la Luz Carlos Salado y Rubén Ferrández aseguran que el fruto de dos años de rodaje y la inversión de 5.000 euros "de nuestro bolsillo" se estrena "el 13 de julio en el centro de estudios de Ciudad de la Luz".