El secreto del huevo azul, una historia de aventuras escrita por la alicantina Catalina González Vilar, se alzó ayer con el premio Barco de Vapor 2012 que otorga la editorial SM y está dotado con 50.000 euros. El galardón fue entregado ayer por la princesa de Asturias en un acto celebrado en la Real Casa de Correos de Madrid, donde también el madrileño Jesús Díez de Palma recibió el premio Gran Angular 2012 de novela juvenil con El festín de la muerte.

Catalina González, nacida en Alicante en 1976, donde vivió hasta los 21 años, manifestó ayer su satisfacción por el premio, cuyo fallo conoció el pasado mes de diciembre "y ha sido difícil guardar el secreto, solo se lo pude decir a mi familia", señaló ayer a este diario. Precisamente a su familia, a sus dos hermanas, debe Catalina parte del reconocimiento, ya que fueron las responsables de rescatar El secreto del huevo azul de un letargo de varios años.

"Fue la primera historia larga que escribí, hace ocho años. Me gustó pero no estaba convencida de que estuviera bien del todo, y mis hermanas, que son muy entusiastas, me animaron a que la publicara. Hace año y medio me senté y la pulí, así que estoy muy agradecida a mis hermanas".

Con ilustraciones de Tomás Hijo y en edición de tapa dura, el libro, que ya está a la venta, "es el sueño de cualquier escritor, estoy muy contenta y ha quedado muy bonito. También hay una versión electrónica para eBook", apuntó.

En opinión del jurado, González ha hecho una apuesta por la imaginación para reinventar la literatura de aventuras tradicional. En palabras de la autora, la obra es "una novela de aventuras en las que el protagonista es un pequeño príncipe al que le encargan cuidar de un huevo azul que no sabe de qué animal procede. Él tiene un descuido con el huevo y miente sobre lo que ha pasado. El libro habla de la verdad y la mentira, de la amistad y el valor y combina la fantasía con la tradición de los cuentos clásicos de príncipes y princesas".

Responsable de otros tres libros anteriores también premiados -La mujer que cocinaba palabras, Los coleccionistas y Miss Taqui-, y otros tantos por publicar, Catalina fue de niña una lectora de los cuentos del Barco de Vapor -"fíjate, qué ilusión ahora"-, de Las aventuras de Tom Sawyer o de Jim Botón y Lucas el maquinista. Siempre ha querido escribir, aunque comenzó a estudiar Historia en la Universidad de Alicante, luego se licenció en Antropología Social y Cultural por la Universidad de Barcelona y actualmente reside en Madrid, aunque no ha perdido el vínculo con su ciudad natal, donde tiene a parte de su familia.

"Para escribir te sirve todo: estudiar, conocer gente, cuanto más te eduques y entiendas al otro, mejor", apuntó la escritora de 36 años, que, aunque no descarta abrirse a la literatura de adultos, siempre se ha sentido a gusto en la infantil.

"Tengo más facilidad, me gusta escribir para el público infantil, es un lector muy entusiasta, que se vuelca mucho en la historia e invita mucho a jugar con él. No excluyo otros campos en la escritura pero mientras me encuentre a gusto, seguiré". Para ello, y porque considera que los niños "tienen muy claro lo que les gusta y lo que no" hay que "ofrecerles lo mejor, y claridad para que se concentren en la historia". No obstante, Catalina también despierta la imaginación de los pequeños con recursos estilísticos como los anagramas, donde forma nombres con la inversión de las letras.