El 9 de agosto de 1804, la fragata Nuestra Señora de las Mercedes partía del puerto de Montevideo, con más de 595.000 monedas de plata y oro, además de otros objetos, con destino a España. Un enfrentamiento con la armada británica truncó el camino de esta embarcación que se hundió en aguas del golfo de Cádiz. Ese fondo numismático tuvo más suerte que los cerca de 300 tripulantes que viajaban a bordo del navío, ya que en mayo de 2007, la empresa caza-tesoros norteamericana Odyssey localizó sus restos y "rescató" el material que pudo de su interior. Conocido es el litigio establecido con España posteriormente, hasta que en noviembre de 2011 el Tribunal de Apelaciones de Atlanta dio la razón a nuestro país. Y fue ayer cuando partieron dos aviones Hércules para trasladar las 17 toneladas de material desde Florida, mientras una delegación española de expertos iniciaba el trabajo de inventariado del tesoro.

Pero estos no serán los primeros españoles que han visto este fondo. El arqueólogo del Museo Arqueológico de Alicante Rafael Azuar fue uno de los tres especialistas que formaron parte de la comisión enviada en 2008 para constatar la existencia de ese fondo, valorado en 380 millones de euros, y hasta ahora los únicos que habían tenido contacto con las monedas, en su mayoría de plata, con la efigie del monarca Carlos IV y acuñadas en Lima en 1796.

"Es un tesoro único y excepcional, tanto por la cantidad como por la calidad", asegura. "Para España es un hito patrimonial y lo que más me sorprendió fue el volumen real de lo que suponen esas 17 toneladas; cuando lo vi pensé que los tesoros sí existen".

Azuar, que ese año ostentaba el cargo de director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena (Arqua) visitó este conjunto -"la mayor recuperación de patrimonio histórico español realizado después el Guernica"- en "un depósito blindado autorizado por la institución judicial" y las monedas se encontraban "en contenedores de 25 o 30 kilos". Además, algunas piezas se estaban limpiando y tratando "porque ya estaban preparadas para su venta a través de ebay". Por eso, afirma, "si tardamos un poco más en ganar el proceso hubiera estado ya subastada una parte".

El arqueólogo recuerda que durante la revisión de las piezas, "para constatar que lo que Odyssey decía era cierto", hubo cierta "tensión". "Fueron colaboradores, aunque ellos estaban con sus abogados y nosotros con los nuestros".

Según Rafael Azuar, Odyssey tuvo la "suerte" de encontrar la nave, "a través de los datos del Archivo de Indias por lo que España sabía de su existencia, lo que ocurre es que no se puede excavar todo lo que sabemos que está debajo del mar". Además, "el barco estaba en aguas internacionales pero todas las embarcaciones están obligadas a tener sus radares abiertos para tenerlos localizados, sin embargo ellos apagaron el sistema de radares y trabajaron en zona oscura durante un mes".

Ahora, espera que todo regrese a España y que se inicie la "larga y trabajosa" tarea de limpieza, restauración y catalogación de las monedas, y después esperar que se puedan exponer. De momento, Azuar ya ha preparado y entregado un informe a la dirección del MARQ para que se solicite al Ministerio de Cultura que parte del tesoro pueda venir a Alicante, para exhibirse o para quedarse.

De momento, según Efe, desde ayer y durante tres días, otra delegación de expertos españoles ha empezado a estudiar el material para catalogarlo y contrastarlo con el inventario realizado por Odyssey, y hasta que ese trabajo no finalice no se decidirá cuándo volará a España este tesoro, que a partir del viernes ya pasará a ser custodiado por el Estado español.

Varias sedes

El ministro de Cultura, José Ignacio Wert, aseguró ayer que no se ubicará en un único lugar. De hecho, la alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro, considera que su ciudad es la más adecuada para acoger el tesoro ya que es la sede del Museo Nacional de Arqueología Subacuática. Y la Junta de Andalucía anunció ayer que también solicitará parte para depositarlo en alguno de los museos de la comunidad autónoma.

Por otro lado, mientras el ejército se mostraba "orgulloso" de participar en el traslado, la Guardia Civil, tal como recoge Efe, manifestó su protesta por habérseles excluido de la expedición, pese a que estaba así escrito en el mandato judicial, debido a la falta de espacio ya que con los dos Hércules viajan 26 personas.