¿Qué le parece la idea de "Cada cual": hablar sobre su mundo narativo mientras es interpretada por un conocedor de su obra?

Muy bien. De hecho, hace muchos años que las conferencias las doy así porque es más ameno y más ágil. Si no, puede acabar pareciendo un sermón y así puedes saltar de un tema a otro.

¿Conoce a su compañero de escenario, el profesor universitario José Belmonte?

Sí, desde hace muchos años. Nos conocimos en un encuentro que organizó él en Águilas, con Arturo Pérez-Reverte, Juan Manuel de Prada y tenía este mismo sistema. Ahora me ha llamado él también.

¿No le da pudor exponer todas sus inquitudes al público, sin el parapeto del papel?

Bueno, la verdad es que al principio me costó mucho, porque sufro de una timidez paralizante. Pero me he acostumbrado ya a esa "vida de dos velocidades" de los escritores: una muy solitaria e introspectiva, que es lo que se necesita para escribir, y otra más pública.

¿Eso es que utiliza alguna careta para relacionarse con el mundo?

Al final me he dado cuenta de que la mejor careta es no tener careta. Eso es huir de algo. Y además se nota.

Más que de un disfraz, hablaba de un "traje de superficie" con el que adaptarse al mundo exterior...

Mmh... Si nos referimos a coger distancia de mí misma, yo utilizo el humor para relacionarme. Te da una distancia sobre ti mismo con respecto al mundo que es muy importante. Creo que hay gente que se toma demasiado en serio.

Los magos no revelan sus trucos. ¿Por qué usted da cursos para enseñar a escritores?

Fíjate que esa es una de las razones por las que monté un curso de escritura. Cada vez que escuchaba a un escritor hablar de su forma de escribir, oía cosas tan raras y tan esotéricas que no las entendía ni yo. Así que decicidí montar un curso para explicarlo de manera sencilla.

Es una traición a su gremio.

Sí (ríe). Como los chefs, que no daban nunca las recetas hasta que Ferrán Adrià y otros empezaron a enseñarlas. Es lo que hacemos mi hermano y yo (Gervasio Posadas, quien imparte junto a su hermana los cursos Talleres Literarios).

¿Descubren talento?

Estamos muy contentos, porque llevamos año y medio y tenemos dos mil alumnos. Se hace una especie de café de escritores donde la gente deja sus opiniones, se hacen amigos, y la aceptación, el nivel de satisfacción, es muy alto. Además, tres alumnos han publicado libro. Pero, sobre todo, lo que más me sorprende es que la vocación de escritor es una asignatura pendiente para muchas personas. Casi todos los días me encuentro a alguien que me dice "escribir es la vocación de mi vida", ya sea un político, un médico o una señora de la limpieza, es algo que nace en casi todo el mundo.

¿La gente quiere escribir para explicarse?

Esa es mi razón, al menos. Escribo porque tenía muchas dificultades para comunicarme. Y ahora ya es una forma de entender el mundo y de dar sentido a todo lo que captas.

¿Se ha preguntado alguna vez qué tipo de gente escribe muchos libros parecidos pero una sola obra maestra y quién, por el contrario, es capaz de escribir varias novelas capitales?

Sí, me lo he preguntado muchas veces. Y la conclusión es que la gente que escribe varias obras maestras es la gente menos "ombliguista"; los que hacen novelas muy ensimismadas, centradas en ellos mismos, llega un momento que se repiten. Sin embargo, autores como Dickens o Shakespeare miran al exterior.

¿A qué cree que se debe ese halo depresivo que rodea el mundo de la literatura?

Eso es un punto de vista bastante latino; a los franceses les pasa también. En cambio los ingleses tienen un punto de vista mas lúdico de la literatura. El humor aquí está considerado una cosa de segunda clase, algo curioso cuando justamente la obra cumbre de nuestra literatura es todo humor. Si alguien mete humor, es como un subgénero. Latinoamérica es un continente mestizo que tiene escritores un poco solemnes, y no utilizan el humor.

El imperio eres tú, el último Premio Planeta, es épica y exotismo. ¿Es lo que se quiere leer en tiempos de rutina gris?

A la gente le gusta conocer otras realiadades, pero no hay recetas para hacer el libro del momento. A mí me encantaría saberlo, porque puedes meter mucho exotismo y hacer la La Odisea... Y equivocarte. De hecho, para bien y para mal, las grandes editoriales se equivocan, y novelas como El tiempo entre costurasLa sombra del viento se convierten en bestsellers sin promoción de ningún tipo y sin embargo otras novelas con aparatos publicitarios enormes no se venden. Eso es lo extraordinario.

¿Qué pensaría la Carmen Posadas adolescente si se viera como jurado de un premio como el Planeta?

Bueno, se asombraría muchísimo, porque yo nunca me he atreevido a soñar con nada muy alto. Cuando empecé a escribir, soñaba con que me publicaran; cuando me publicaron, soñaba con que me leyeran; cuando me leían, con que me tradujeran, y cuando me tradujeron dije "bueno, pues estaría bien ganar un premio". Y vino el Planeta... Y ahora digo aquello de "virgencita, virgencita, que me quede como estoy" (ríe).

Ha hecho lo contrario del dicho aquel de "apunta a las ramas más altas para llegar a las de en medio"...

Hay una canción de Serrat que se llama Como un gorrión que dice "le gusta ir de balcón en balcón...". Pues siempre he pensado que se puede llegar muy lejos yendo así, de balcón en balcón.