Antonio Banderas se acerca al Goya por cuarta vez gracias a su reencuentro con Pedro Almodóvar en La piel que habito. Pero igual que le ha pasado con los Globos de Oro, los Emmy o los Tony, hasta ahora nunca se ha hecho con el galardón. "Soy el eterno nominado, pero no tengo ninguna espina clavada", asegura.

"El que me hayan situado en muchísimas ocasiones en la crema de los trabajos de un año, para mí ya es una satisfacción muy grande. No me debe nadie nada", asegura el actor malagueño en una entrevista telefónica con Efe desde Los Ángeles. Antonio Banderas optó por primera vez al Goya en 1986 con Matador, luego en 1991 con Átame y en 1997 con Two Much. "Durante muchos años no he trabajado demasiado en el cine español", dice para justificar su ausencia en los premios del cine español desde hace catorce años.

¿Será este año en el que Banderas se convertirá en profeta en su tierra? José Coronado, con No habrá paz para los malvados, Daniel Brühl, por Eva, y Luis Tosar, por Mientras duermes, se encargarán de aguarle la fiesta. "No creo en la competición en el mundo del arte, donde todo es en realidad subjetivo. Así que no tengo miedo a mis rivales, sino mucho respeto", asegura.

"Tengo mucha satisfacción por estar entre lo mejor que ha pasado este año en el cine español. Y ha sido increíble, después de tantos años sin trabajar con Pedro, como ha descubierto en mí una forma de interpretar distinta, la parte más económica", asegura.

El bombón que le ofreció Almodóvar se llama doctor Robert Ledgard y es el vulnerable psicópata cuya frialdad quirúrgica es desmantelada por su víctima, Elena Anaya. Y La piel que habito opta a un total de 16 premios, lo que posiciona al filme como favorito a esta 26 edición de los premios del cine español. "El personaje ha calado. Ha sido una lección que he recibido de Almodóvar después de 22 años. Él siempre me mete en un mundo de reflexión", asegura.

Siempre simpático y siempre satisfecho, reitera que no le importa que su vitrina no esté llena de premios prestigiosos -rozó el Globo de Oro con Evita, La máscara del zorro y la serie Pancho Villa y el Tony con Nine- porque, simplemente, nunca pensó siquiera llegar tan lejos ni en Madrid ni en Hollywood. "Me retrotraigo a los inicios de mi carrera y me doy cuenta de que mis aspiraciones no eran tan grandes como después la vida me ha dado. Siempre viajo con una maleta llena de agradecimientos", concluye. Aunque afirma que "la palabra más importante que he aprendido en Hollywood es 'no'".