El popular cómico televisivo José Mota pierde las máscaras y el humor en La chispa de la vida, su salto al cine a las órdenes de Álex de la Iglesia y al lado de Salma Hayek, en la que exhibe su talento dramático sin olvidar que "la comedia es como los huevos fritos, exquisita pero poco valorada".

Mota es candidato al Goya al mejor actor revelación por este título y lo define como una de las mejores experiencias profesionales de su vida, pero sigue defendiendo, en una entrevista con EFE, su tarea de siempre.

"¿Cómo que vamos a ponernos serios para hablar de cosas trascendentes? La comedia es transcendente. El humor es el tubo de escape donde se queman todos los malos humos", defiende Mota, quien tras esforzarse por hacer a los españoles entrar con una sonrisa en un año tan presumiblemente aciago como 2012 prueba ahora con el drama. La chispa de la vida repliega a Mota hasta convertirle en un español medio que, tras haber creado en su juventud el célebre eslogan de la Coca Cola, sufre la desesperación del paro desde hace dos años.

Cuando se dispone a buscar el hotel donde pasó la luna de miel con su mujer en Cartagena para darle una sorpresa, se clava accidentalmente una barra de hierro en la cabeza en el teatro romano de la ciudad y ve la oportunidad de convertir su propia agonía en un rentable fenómeno mediático. "Soy uno de los afortunados que tiene trabajo, en una cosa que me gusta además. Pero el paro es algo tremendo, porque mucha gente que no puede desempeñar un oficio en la sociedad acaba perdiendo parte de la dignidad que tiene", explica el actor.

Por eso, con su popularidad en el cartel, sumada al tirón de una estrella internacional como la mexicana Salma Hayek y con el comprobado talento de Álex de la Iglesia detrás de las cámaras, vio la oportunidad de "poner el altavoz a un montón de gente que no puede denunciarlo".

La chispa de la vida, por un lado, denuncia la frivolización del sufrimiento por parte de los medios de comunicación, los políticos y la propia víctima, pero "también tiene esperanza" en la historia de un hombre que buscar dar a su familia una pequeña dosis de felicidad en los peores momentos.

En Cartagena contaron solo con 18 días para desarrollar todas las escenas con la actriz de Frida, quien interpreta a la mujer del personaje de Mota y también opta al Goya, en su caso el de mejor actriz. "La verdad es que es algo que me esperaba, que alguien como ella interpretara a mi mujer. Es algo que me viene ocurriendo cada semana", bromea.