Los escritores Fernando Iwasaki, de Perú, Juan Carlos Méndez Guédez, de Venezuela y Consuelo Triviño, de Colombia, participan en el ciclo Desafíos de la narrativa latinoamericana: la voz de tres narradores, que ha organizado el Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti de la Universidad de Alicante. El ciclo se desarrolla en la sede de Alicante desde ayer y hasta el jueves 14 de diciembre a partir de las 20.15 horas.

Coordinado por los profesores de la Universidad de Alicante, Carmen Alemany y José Carlos Rovira, el objetivo es "indagar en el momento actual de la narrativa de la otra orilla". Ayer fue el turno de Fernando Iwasaki, historiador de formación y un todo terreno de las letras que se considera "más novelista que historiador y más escritor que novelista".

En su ponencia, Iwasaki encontró como gran desafío de las letras del continente "tratar que el diálogo y el encuentro con todas las lenguas literarias huya de lo que podríamos llamar frivolización y trivialización de la cultura". El autor peruano residente en Sevilla reflexionó sobre el cambio que han experimentado, a su juicio, los portaestandartes de la cultura. Para el autor de Helarte de amar, hace unos años "los interlocutores válidos de la cultura eran escritores, intelectuales y gente vinculada al pensamiento", mientras que en la actualidad detecta "una deriva hacia el espectáculo" cuyos interlocutores son "chefs o actores".

Iwasaki defiende así que la cultura "siga siendo lo que era" a la vez que apostó por "hablar de una literatura en español, más que de una literatura latinoamericana", ya que "la única diferencia que hay entre Javier Cercas y yo es un año. Nacimos en sitios distintos pero nos alimentamos de los mismos autores". A su juicio, no abandonar la división "académica y compartimentada" con que se analiza la literatura hace que "corramos el riesgo de que nos convirtamos en escritores en inglés" en Latinoamérica.

El escritor, con doble nacionalidad concluyó con un símil: "Si Messi no ocupa plaza de extranjero en la Liga, nosotros no deberíamos hacerlo en la literatura".