Son la primera generación de adolescentes preocupados por su reputación en el mundo real y en Internet. El "querer gustar" y las ganas de "mostrar lo fuertes o lo guay que son" que obsesiona a los chicos y chicas de entre 13 y 18 años, como apunta la psicóloga ilicitana Sonia Cervantes, pueden exponer a muchos adolescentes

al lado más oscuro de la tecnología. Humillaciones públicas en Tuenti, insultos y amenazas en foros y blogs o directamente casos de ciberacoso sexual pueden ser las consecuencias de una mala gestión del "yo digital". La Diputación de Alicante ha organizado por ello un curso itinerante por la provincia para ayudar a los adolescentes a proteger lo que cuentan de sí mismos en Internet.

"La reputación digital es la percepción que se tiene de nosotros en Internet, pero no dependen sólo de nosotros sino también de l0s demás", apunta Gelia Guijarro, profesora del curso bautizado como Inside Generation. Su objetivo es orientarles en la protección de sus perfiles sociales para evitar "casos de cyberbullyinggrooming", dos tipos de ciberacoso que tienen su origen muchas veces en la "escasa protección de las cuentas" de los adolescentes.

Como ejemplo del cyberbullying, Guijarro pone el caso "de dos menores que copiaron fotos de otra chica y crearon un perfil falso a través del cual decían estupideces y como hablar de marcianos para ridiculizarla en Tuenti". Es un delito tan perseguido como el grooming, por el que un adulto busca el intercambio de contenido sexual con un menor haciéndose pasar el agresor por otra persona.

Muchas de estas desagradables sorpresas se producen, como explica la profesora de este curso que arrancó ayer en La Vila con 30 jóvenes inscritos, al conjugar un conocimiento bajo de las redes sociales con la creencia de que su "reputación es lo que se diga de ellos en Internet", como apunta la psicóloga ilicitana.

El curso Inside Generation habla de todas las redes sociales pero se centra en Facebook y Tuenti al ser las plataformas "más extendidas" y su meta es dar consejos clave para evitar que la información sobre la personalidad del usuario se difunda de forma inadecuada.

Para ello, Guijarro recomienda que los adolescentes "busquen su nombre y apellidos en Internet para ver qué hay publicado sobre ellos en la red", ya que "también pueden aparecer sin que lo sepan en blogs, foros o en vídeos de Youtube". Asimismo, conseja a no crear cuentas con los nombres y apellidos reales, sino utilizar mejor "nicks que les identifiquen" en su círculo.

Otra de las claves de una reputación digital a prueba de extraños es, según los consejos de Guijarro, "minimizar el número de personas que pueden ver nuestro número de teléfono, código pin de mensajería o cualquier otra información de contacto". La categorización de los contactos en varias listas diferentes permite "aplicar un filtro diferente a cada una de ellas". Las fotos comprometedoras se quedan en la intimidad, sin que el usuario deje de existir para los conocidos.

Nada de "sexting"

Usar el móvil o las redes sociales para enviar mensajes o fotos de contenido sexual o provocativo -una moda conocida como sexting que se extendió tras originarse en los mensajes de texto- "no es muy recomendable", ya que esos archivos se convierten en arma arrojadiza tras una ruptura.

Ante un conflicto en Internet como éstos, "los usuarios pueden ser víctimas, agresores o espectadores", estatus este último más generalizado y para que el que también se enseña un código de conducta online similar al de la violencia de género: "si se ve un abuso de cualquier tipo, lo primero es no participar, prestar a ayuda al afectado y si, fuese necesario, denunciar", explica Guijarro.

"Las redes sociales se han convertido en un photocall, en un escaparate donde la gente cuelga el lado extraordinario de su vida", apunta Cervantes. Se trata de una posibilidad que "ya resulta complicada manejar para un adulto", con menos dependencia de la opinión externa, "así que para los adolescentes, aún más". Por ello, el conocimiento de estas plataformas por parte de los padres resulta "esencial" para que asesoren a sus hijos, en opinión de Guijarro.