Lleva 21 años en el mundo del grafiti, hoy el alicantino Rosh 333 como lo conocen en los barrios, vive de plasmar su arte por paredes y galerías de arte. Raúl, que así se llama, comenzó a pintar por los muros ilicitanos cuando sólo tenía 13 años. Ese adolescente inexperto vivió el auge del grafiti de los 90 para consolidarse hoy en día como un autodidacta del arte en todas sus formas y el diseño gráfico, que a sus 34 años sigue plasmando su firma por las paredes madrileñas donde reside y las alicantinas cuando viene de visita a su ciudad natal. Rosh es uno de los grafiteros que el periodista y experto en el tema Mario Suárez ha incluido en su libro Los nombres esenciales del arte urbano y el grafiti español, que salió a la venta la pasada semana, como uno de los hombres referente del aerosol alicantino que, ahora, sin dejar de ser un escritor del spray en la calle, desplaza sus inquietudes al mundo de la ilustración y la exposición, evolución que los expertos del spray han conseguido a base de esfuerzo y de alejar ese arte del concepto de vandalismo. Su próxima parada será Barcelona, en Montana Galery.

1"A mí me pilló el boom grafitero de los años 90, cuando empecé a relacionarme con gente que cantaba, le gustaba el breakdance y plasmar su firma en una pared. En esa época iba todo unido", explica Raúl. "Nos empezamos a fijar en un documental que emitió La 2 sobre la oleada de grafitis en Madrid, leíamos libros sobre el tema, intercambiábamos cartas y fotos de nuestras obras, porque en esa época no había Internet y era la única forma de aprender a pintar". En los 90, como explica Rosh 333, el concepto de grafiti estaba ligado a la cultura hip hop venida de los EE UU y se consolidó en ciudades españolas como Alicante, Barcelona, Sevilla y Valencia.

"La zona de Levante siempre ha sido un escenario destacado para plasmar firmas e ideas en los muros, cuando despertó este arte", afirma Suarez. "La discoteca Il Paradisio y el barrio San Nicolás de Bari fueron las zonas pioneras dónde se empezó a pintar en Alicante y uno de los sectores ya desaparecidos con más pintadas", completa el periodista. Loco 13 y Kami son otros de los escritores de muros alicantinos, aunque ya retirados ambos, que Suarez cita en su libro y que coincidieron con Rosh 333 en el inicio del arte efímero, lo que sugiere que la ciudad ya era un punto de encuentro entre grafiteros que han encontrado hueco en la leyenda del spray.

"Cuando pintas te sientes vivo y por un momento te olvidas de que eres mas. En esta ciudad hay demasiada mierda y demasiada soledad..." así empieza el libro, con una cita del grafitero Muelle, ya desaparecido debido a un cáncer, considerado el pionero español del arte efímero y que consiguió convertir el grafiti en derecho propio de la cultura contemporánea.

Según Suárez, actualmente vivimos la era postgrafiti o Street Art, con técnicas más complejas que han llevado a los escritores de muros a exposiciones sobre la leyenda de este arte y a hacer documentales para decorar la piel de las paredes.