Nacionalidad: Italo-francesa. Producción: Sacher Film-Fandango-Le Pacte-France 3 Cinema. 2011. Director: Nanni Moretti. Guión: N. Moretti, Francesco Piccolo y Federica Pontremoli. Fotografía: Alessandro Pesci. Música: Franco Piersanti. Intérpretes: Michel Piccoli, Nanni Moretti, Jerzy Stuhr, Renato Scarpa, Franco Graziosi, Margherita Buy, Camillo Milli, Roberto Nobile, Ulrich Von Dobschutz, Gianluca Gobbi, Dario Cantarelli. 102 minutos.

Transita entre la sátira y la travesura y es una mirada a la vez divertida y absolutamente inédita a las más altas esferas de la Iglesia Católica aprovechando los sucesivos conclaves para la elección de un nuevo Papa. El cineasta italiano Nanni Moretti, que tiene en su haber títulos tan destacados como "La habitación del hijo" y "Querido diario", ha escrito, interpretado y dirigido una película tan curiosa y atrevida como respetuosa que plantea la hipótesis de que el cardenal que es elegido Santo Padre se vea superado por la enorme responsabilidad de un cargo tan importante. Lo más jugoso, sin duda, son las secuencias con más carga de ficción, las de las reuniones que mantienen los cardenales mientras esperan que el Papa que han elegido acepte finalmente dirigirse a los fieles que le esperan en la Plaza del Vaticano y se oficialice su nombramiento. La espléndida labor en este cometido del veterano actor francés Michel Piccoli, toda una leyenda viva, refuerza los sólidos pilares de la cinta,

Entrar en un marco tan delicado como éste, proclive a todo tipo de excesos por un lado y a una exagerada idealización por otro, entrañaba un riesgo evidente que Moretti ha solventado con exquisito cuidado. Es cierto que la caracterización que ofrece de los padres de la Iglesia no deja de ser pintoresca y hasta un tanto simplista, subrayando la ingenuidad de unos cardenales que actúan como niños, aunque lo hace con una gran carga de humanidad. En cambio, la visión que depara del nuevo Pontífice, que se ve superado por los acontecimientos y se ve obligado a someterse a sesiones de terapia para tratar de superar el terrible trance, es bastante más dramática y compleja. Tanto es así que no dudará en escapar del control de sus cuidadores y perderse por Roma incapaz de superar un miedo irracional.

La película ofrece, asimismo, otras consideraciones jugosas, desde esa política de ocultar la realidad de los hechos del Vaticano, que incluso recurre a un miembro de la guardia suiza para simular que el Papa sigue en sus estancias y que mejora de su crisis, hasta la contratación que se hace de un psiquiatra, que para colmo de males no es creyente, para salir de un impasse tan grave que está generando los más diversos rumores en todo el mundo. Los métodos genuinamente políticos también se han instalado en la sede vaticana, cuyos representantes rehuyen la verdad en aras a una supuesta protección de la figura papal. Que todo eso se contemple a menudo por la vía del humor y con datos tan sabrosos no deja de tener un gran mérito.