Por fin una infraestructura pública se abre al público. Y no se trata de una redundancia ni de una frase rebuscada. Es una noticia, una buena noticia, que Ciudad de la Luz, proyecto cinematográfico promovido por la Generalitat, se abra por fin al público desde su construcción en Alicante hace ya casi 10 años. Porque nunca antes se había hecho.

Lejos quedan así los tiempos en que el centro permanecía como una fortaleza inaccesible e infranqueable, donde estaban prohibidas terminantemente las visitas turísticas y de cualquier otra índole. Por eso Ciudad de la Luz abrió ayer sus puertas y, a esta jornada festiva, respondieron miles de personas. Y ésa es la mejor de las noticias, más allá de un detalle puramente llamativo: el acto de este primer "bautizo público" de Ciudad de la Luz fue organizado exclusivamente por Aguamarga, la empresa que gestiona los estudios y que actualmente negocia su salida con la dirección del centro. Pero esto ya es otra historia.

El pretexto que sirvió para el evento de ayer fue el homenaje al cineasta valenciano Luis García Berlanga, impulsor del complejo, fallecido hace ya un año. Y su imagen, los carteles de sus películas así como diversas estampas berlanguianas acompañaban al visitante durante todo el trayecto, centrado fundamentalmente en dos partes: paseo por los platós y el tanque de agua.

El primero, un tanto descafeinado por el espectáculo de perros adiestrados, permitió conocer a los visitantes los gigantescos espacios donde trabajan los cineastas. Aunque, si cabe resaltar lo más importante, fue la sorpresa de dar con un pequeño conjunto de blues en el plató 5, entre las dos o tres casas que apenas se mantenían en pie, que hacía más agradable el vistazo a los platós sin decorados.

A continuación, el trayecto -guiado con paneles de papel pegados a la pared, por lo que se echaba en falta algo más de información- continuaba con los camerinos. Espacios, en resumen, con poca cosa: el clásico espejo con bombillas al alrededor para retocarse, unos sillones, microondas, televisiones... La gente, de igual modo, entraba y salía como pelotones de soldados. Quizás, si alguien hubiera informado que por allí han pasado actrices como Elsa Pataky o Naomi Watts, la atención prestada hubiera sido mayor.

El tanque de agua para rodajes de Ciudad de la Luz fue, por descontado, el punto más atractivo de la jornada. La gente alucinaba de cómo se pueden rodar secuencias de agua en estos espacios, y lo pasó en grande con los chorros que disparaba la máquina de efectos de olas.

El siguiente paso del itinerario concluía en las cercanías del centro de administración de Ciudad de la Luz, donde se sirvió paella y bebida gratis. Todo un éxito, tanto como la convocatoria del evento, a la vista de la gente que se apelotonaba.

La mayoría de los encuestados por este periódico salieron también muy satisfechos del complejo. Todos resaltaron lo "espectacular" de las instalaciones, e incluso pidieron más jornadas de este tipo, "para que Ciudad de la Luz pueda verla todo el mundo", apuntó el alicantino Arturo Nicolau.

Lo cierto es que la visita permitió, en definitiva, conocer Ciudad de la Luz y acercarse así a la gigantesca infraestructura que le rodea, junto a sus buenas vistas al mar, claro está. Pero la única pena es que uno sale del complejo con la sensación de no saber exactamente cuánto cuesta y cómo funciona una película. Pero, al menos por un día, uno se va con el verdadero significado de lo que significa un edificio y proyecto público: que Ciudad de la Luz es de todos.