El alicantino Iván Valero ha colocado a su ciudad en el mapa de los rascacielos más imponentes. El Council on Tall Buildings and Urban Habitat (CTBUH), una entidad internacional que estudia y promueve la construcción de edificios de gran altura desde 1969 y primera autoridad mundial en materia de rascacielos, ha seleccionado la construcción que este estudiante ha proyectado en la capital como uno de los mejores trabajos del concurso para universitarios que ha convocado este año. La construcción, ganadora de una mención de honor en el primer concurso no profesionales que organiza esta entidad en sus 43 años de historia, es un complejo de dos torres de 20 y 38 plantas que se levanta entre la glorieta de la Estrella y un parque urbano sobre el soterramiento de las vías de tren. El edificio, concebido como una transición entre el centro construido y la zona verde, por incluir enormes jardines en sus fachadas y en su patio interior, es también una central de energía solar fotovoltaica.

Su autor, de 25 años y natural de Alicante, no oculta su orgullo por haber logrado el reconocimiento de esta prestigiosa organización antes incluso de gozar del título de arquitecto, ya que aún tiene que presentar la última fase de su proyecto de fin de carrera. Ha sido este trabajo el que le ha servido a él y a sus colaboradores para dar contexto al edificio y convencer al jurado de que merecía destacar.

"Imagino que hemos ganado la mención porque es uno de los edificios que mejor se integra con el entorno de todos los que se han presentado", explica Valero. Diseñó el edificio este verano, con la ayuda de sus compañeros de la Universidad Politécnica de Cataluña Anna Fernández, Javier Clavé y Guillem Villanueva.

Eligieron proyectar este complejo en Alicante porque "encajaba perfectamente" con la función de su proyecto de fin de carrera, con el que Valero pretende convertir las vías soterradas en un gran parque que sirva de pasillo verde para conectar el final de la avenida Maisonnave hasta la estación intermodal de transportes, trasladada hasta el puente Rojo "para reactivar la zona".

La transición de cemento a corteza no es el único diálogo de este coloso verde con la ciudad, sino que también aporta "continuidad y ritmo al skyline plano de Alicante", alterado sólo por rascacielos del centro como el Hotel Gran Sol, el Estudiohotel, el edificio Representantes y la Colmena.

Generación verde

Pero estas dos torres pertenecen a un diseño de generación superior a estas moles de cemento y no sólo aspira a tener viviendas, hoteles y oficinas. Además, "tiene balcones de unos 15 metros de altura donde caben árboles y jardines" y puede albergar un bosque interior, como explica Valero. En algunas plantas existen espacios para reciclaje "para tratar los residuos que generaría un edificio así y evitar que haya colas de vecinos bajando la basura", comenta el arquitecto en ciernes.

Otra característica ecológica de esta construcción, "sin nombre, porque los arquitectos no suelen ponérselos", es que está cubierto "por una doble piel que lo protege de la radiación y lo convierte a la vez en una central eléctrica". La primera capa, cubierta por pequeños paneles solares a modo de píxeles, oculta "una especie de cámara por donde fluye el aire, mientras que la segunda es de vidrio y aísla del exterior". El diseñador de las torres explica también que la orientación sur del complejo le permitiría captar muchas horas de sol y hacer así más rentable su construcción.

Porque, a pesar de que calcular el presupuesto no era necesario para presentarse al concurso del CTBUH, Valero admite que levantar el edificio "sería más o menos caro" a pesar de que se amortizaría con el paso del tiempo por el ahorro energético.

Este edificio verde es, por ahora, un proyecto sobre papel que no va a ser construido. Su autor no lo ha presentado más que a este concurso, pero lo dará a conocer públicamente tan pronto como "presente el proyecto y termine la carrera".