Su perfil es una mezcla de promotor de eventos, crítico de arte, programador cultural, relaciones públicas, cazador de tendencias e incansable fan. Trabajan según la fórmula 24/7 -todos los días, a cualquier hora-, y en sus deberes diarios está empaparse a los clásicos del arte, la música y las letras sin perder de vista a los exploradores de la modernidad. La cultura es su pasión y darla a conocer su oficio.

Se llaman gestores culturales, una evolución del promotor de conciertos, comisario de exposiciones o técnico municipal de cultura de toda la vida que, en los últimos diez años, ha mutado en un freelance multiconectado capaz de dotar cualquier museo, auditorio o plaza pública de una actividad cultural distinguible y con personalidad y discurso propio. En la provincia de Alicante existen marcas como Cuerpo a Tierra, Overflow, May Day, Showtime Eventos o Santa Leonor que se dedican a localizar vacíos culturales y rellenarlos con proyectos únicos.

En la provincia, se caracterizan por ser trabajadores autónomos que facturan sus servicios a centros públicos o privados como sociedad limitada. Trabajan solos o con socios. La gran diferencia entre ellos y los programadores de museos o promotores de conciertos -profesiones limítrofes-, según explica Ana Alarcón, de Cuerpo a Tierra, es que sacrifican la especialización por la polivalencia: esta aptitud es lo que les va a permitir organizar actividades para todo tipo de centros culturales. Y al contrario que el conservador de un museo, ingresan pequeñas cantidades de muchos pagadores para completar su sueldo. Llegar o no fin de mes en estos tiempos está muy ligado a la diversidad de sus conocimientos y agenda de contactos.

"Debes, por poner un ejemplo, conocer todos los registros del idioma: desde saber hablar formal hasta cuándo soltar un taco. No es lo mismo hacer una propuesta a Las Cigarreras que a Camon", explica Alarcón.

Y aunque cualquier cliente es bueno, hay centros más afines que otros. Las Cigarreras, centro municipal alicantino para la cultura contemporánea o l'Escorxador, creado por el Ayuntamiento de Elche para dar cabida a música y arte de vanguardia son lugares muy golosos para los gestores, porque permiten hacer propuestas innovadoras con el hasta ahora siempre disponible dinero público. También la obra social de la CAM, a través del Aula CAM -con un enfoque más generalista- y Camon, dedicado a nuevas tecnologías e Internet, son lugares que visitan estos empresarios con sus presentaciones en vídeo y portfolio de artistas para tratar de convencer de que merece la pena invertir en su proyecto.

Pavel Milev, miembro junto a sus dos socios de Overflow, pone un ejemplo: "el instituto Gil-Albert se dedica a las letras alicantinas, así que les pedimos cita y les proponemos un ciclo que combine lectura de poemas con música electrónica para fomentar ambas culturas. Nuestro trabajo es analizar la institución e idear un proyecto que tenga cabida en ella". Al final, la idea de promover la electrónica se la quedó l'Escorxador, convertida en el MIMAA (Muestra Internacional de Audiovisuales Avanzados), que se sigue celebrando en Elche y en Alicante con la participación de patrocinadores públicos y privados.

Un hijo en común

En ocasiones, institución y gestora terminan convirtiéndose en padres de una misma criatura: entre todas sus actividades suelen tener un buque insignia, como un festival, un ciclo o un evento que nace con la intención de ser marca y tener continuidad. El Fivecc (Festival Internacional de Videoclips en Comunidad Camon), que ayer celebró su tercera edición, fue una propuesta de May Day al espacio de nuevas tecnologías de la CAM para fomentar la cultura del videoclip que se ha convertido en el producto principal de esta empresa alicantina administrada por Mario-Paul Martínez y su socio Sergio Illescas.

No obstante, hay muchas más instituciones que contratan las ideas de los gestores culturales. Casa Mediterráneo, institución del Ministerio de Exteriores para promocionar la cultura de la ribera, la Diputación de Alicante y otros espacios municipales, como la red de bibliotecas de Alicante o los museos o las casas de cultura, suelen recibir y pagar paquetes de actividades diseñados específicamente para su área.

Así ocurrió con el ciclo "Miguel Hernández in the house", organizado por Dani Simón, de Showtime Eventos, para el Patronato de Cultura de Alicante. "Recibí una llamada diciendo que estaban hartos de que cada vez que se hiciera un taller de animación a la lectura apareciera un tipo vestido de pirata leyendo cuentos", relata. El encargo era muy claro: hacer un programa nuevo que enganchara a los niños y adolescentes de la ciudad y que no superara los 1.000 euros de presupuesto. "Piensas, ¿qué les gusta a los jóvenes? Vampiros, manga, hip hop... El rap es poesía. Así que propuse un campeonato para chavales de Secundaria donde se recitaran poemas de Miguel Hernández pero con los códigos del rap". La segunda edición del programa tendrá lugar en noviembre en la biblioteca pública de Virgen del Remedio.

En Alicante, la mayoría de las gestoras trabaja con instituciones públicas, aunque los recortes en cultura apuntan al sector privado como cliente potencial.

Mileuristas

Los gestores alicantinos trabajan con presupuestos que van desde "500 euros a 3.000 por montar toda la exposición de un artista local", según la gerente de Cuerpo a Tierra, hasta los más de 150.000 euros que llegó a gestionar en 2010 May Day por organizar el II Fivecc, pasando por los 13.000 que suele mover el MIMAA de media o los 10.000 con que puede contar cada edición del Festival del Humor, que organiza el colectivo Santa Leonor, gestora sin ánimo de lucro muy activa en Alicante.

Del presupuesto total de cada proyecto, se quedan con un porcentaje de entre el 10 y el 25% como honorarios. "Esto no da dinero" ríe Alarcón, pero sí "mucha satisfacción personal y la posibilidad de mantenerte". Es de los pocos gestores freelance de Alicante que vive de este trabajo, junto a Simón e Isabel Tejada, quien opera en Madrid, Murcia y la provincia y asesora también a ayuntamientos como el de El Campello. "Puedo ingresar unos 1.100 al mes y algunos extras más al año", apunta Simón.

Para los demás, la gestión cultural es un hobby rentable: como explica Daniel Jiménez de Overflow, "no da dinero como para vivir pero sí suficiente como para no dejarlo".