Santiago Riopérez y Milá, abogado especialista en Derecho Matrimonial, y una de las voces más sobresalientes y destacadas en el conocimiento azoriniano, nos dejó ayer a la edad de 80 años.

Falleció en Madrid, ciudad donde nació y en la que vivía junto a toda su familia, y en la que empleó toda su capacidad intelectual para confeccionar una de las biografías más completas de las que disponemos actualmente sobre José Martínez Ruiz, Azorín.

A partir de hoy, se podrá estudiar en mayor o menor medida el legado azoriniano, pero nadie mejor que Santiago Riopérez conocía a Azorín, con el que llegó a vivir muy de cerca los últimos diez años de vida del escritor en su casa de Monóvar.

Amigo y confidente, Riopérez supo ganarse la confianza del autor de La Voluntad, con el que incluso trabajó por los distintos problemas legales que sufrió Azorín con algunas de sus obras publicadas en el extranjero, durante su triste periplo en el exilio.

Su relación con la provincia de Alicante ha sido muy intensa por cuestiones profesionales y, muy especialmente, por sus frecuentes visitas a la Casa Museo Azorín de la CAM en Monóvar. Allí acudía Riopérez en numerosas ocasiones para consultar nuevos trabajos o, sencillamente, para evocar las extensas entrevistas personales que mantuvo con Azorín en su localidad natal.

Aún así, siempre que la agenda se lo permitía, Riopérez no dejó nunca de asistir e interesarse por los diferentes actos culturales organizados entorno a Azorín, ya fueran conferencias, seminarios o tertulias, como la de "Amigos de Azorín", a la que acudió en varias ocasiones. La última vez que se le vio por Monóvar fue hace dos años, con motivo del congreso "Azorín Periodista", donde no volvió a faltar a la cita. Como casi siempre.

El profesor de la Universidad de Alicante Miguel Ángel Lozano, otra de las voces más conocedoras de la obra azoriniana, señaló ayer su pesar por la muerte de Santiago Riopérez, "quien deja una huella profunda en todos los que le tratamos, y un reconocimiento por su magisterio en el estudio sobre Azorín". "Fue una persona que dedicó sus mejores esfuerzos a todo tipo de estudios literarios sobre Azorín, al que había dedicado un libro de reciente publicación también con Montaigne, lo que demuestra que estuvo hasta el último momento trabajando sobre Azorín", añadió.

El director de la Biblioteca Virtual "Miguel de Cervantes", Enrique Rubio, agregó por su parte que Santiago Riopérez "ha enriquecido sobre todo la parte biográfica y epistolar de Azorín, revelando asuntos muy desconocidos, gracias también a las reflexiones personales que tuvo por su conocimiento con Azorín". El profesor Enrique Rubio también recuerda a Riopérez como "un hombre cultísimo, de una gran formación humanística, y creo que es uno de los pocos lectores que había leído toda la obra azoriniana, incluido el teatro, la crítica literaria o los ensayos. Conocía muy bien y con detalle la obra de Azorín".

El director de la Casa Museo Azorín de la CAM, José Payá, afirmó en este sentido que Riopérez "se ganó el máximo respeto del mundo azorinista, y desde su atalaya de conocedor de Azorín, apoyó los trabajos de investigación que se han llevado a cabo por jóvenes estudiosos en la vida y obra de José Martínez Ruiz".

Más allá de sus profundos conocimientos azorinianos, Santiago Riopérez fue un activo intelectual que mantuvo una estrecha relación con algunas de las figuras más relevantes de nuestra literatura, como Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala, Fernández Florez o Camilo José Cela. Y a todos ellos, en menor medida que a Azorín, al que estudió durante 50 años, también les dedicó numerosas lecturas y reflexiones.

"Azorín dio sentido

a mi vida"

La nota está extraída de su autobiografía y memorias Si preguntáis por mí. Y la dedicatoria es más que reveladora. Un reflejo de lo que inspiró Azorín en su obra, del significado que tuvo en su vida, de medio siglo de estudio y entrega. "Fui su amigo y biógrafo. Tuve el honor de que fuese cliente mío; correspondió a mi minuta dispensada con la donación del epistolario de los escritores del 98, artistas y compañeros suyos. Ante todo dio un sentido a mi vida: la moderación, la tolerancia, el escepticismo. Con Montaigne me enseñó a dudar y a sentir la contingencia de todo lo humano; aprendí, con él, a desdeñar la política de cualquier signo y la literatura del mercado. Me alentó a concertar voluntades distantes y sangrientas en los litigios matrimoniales. La verdad no es única e intangible: se hace con fervor, con sinsabores, con lágrimas, entre todos; renunciando y perdonando siempre. Fue un hombre bueno, un monje laico en la Literatura Española. Su presencia no se ha desvanecido aún en mi alma".

Santiago Riopérez y Milá ha sido galardonado con el Premio del Instituto Nacional del Libro en 1961, y Azorín de Prensa Española, en 1963, por su ensayo España en Azorín. Fue socio de honor de la Sociedad Cervantina por sus trabajos en torno a El Quijote. Quizás, su obra azoriniana más recordada sea Azorín íntegro, su última biografía.