Valoración: **

Nacionalidad: Española. Producción: Maltés Producciones-Sorolla Films. 2011. Director: Antonio Hernández. Guión: Pau Vergara, basado en el cómic de Víctor Mora y Ambros. Fotografía: Javier Salmones. Música: Luis Ivars. Intérpretes: Sergio Peris Mencheta, Natasha Yarovenko, Manolo Martínez, Adrián Lamana, Gary Piquer, Ramón Langa, Asier Etxeandia, Alejandro Jornet. Roberto Alvarez, Jennifer Rope, Xavier Murúa. 112 minutos.

Es cierto que tiene un mínimo de dignidad, pero en general esta primera adaptación al cine del mítico cómic español que hizo vibrar con sus aventuras a varias generaciones en la España de la dictadura no está a la altura exigida. Y no lo está, no sólo porque ha luchado contra una evidente limitación presupuestaria que hacía las cosas más complicadas, también porque no se ha logrado recrear el clima épico adecuado y el tono del cine de aventuras que requería una película como ésta. Por eso lo que vemos no es otra cosa que una sosa y en el mejor de los casos correcta sucesión de incidencias que vive el Capitán Trueno y sus inseparables Crispin y Goliat inmersos en un mundo marcado por las Cruzadas y por la consiguiente lucha contra el infiel. Antonio Hernández, que tiene en su haber títulos tan espléndidos como "Lisboa" y, sobre todo, "En la ciudad sin límites", y que también probó suerte con fortuna en el drama histórico con "Los Borgia", no ha estado en un ámbito que le resulta extraño al nivel que sería de desear.

Ya desde las secuencias iniciales, que transcurren en Tierra Santa, donde el Capitán Trueno combate a las órdenes del Rey Ricardo, se deja sentir la ausencia de ese dinamismo y de esa vitalidad que son iconos del género de aventuras. El protagonista, incorporado por un Sergio Peris Mencheta que le da cobertura física por encima de todo, carece de esa simpatía y de esa dosis de encanto que emanaban las viñetas de Victor Mora. Es más, el factor romántico, que no aparecía casi en el original pero por exigencias de censura, apenas se deja sentir en un par de momentos finales, cuando Trueno y Sigrid parece que se enamoran, privando a la cinta de uno de sus mejores reclamos. Todo ello hace recaer en la propia misión del protagonista, sus amigos y un eficaz grupo de colaboradores, el peso de la película. En base a ella, Trueno debe hacer llegar a los Caballeros Custodios, que son sus verdaderos propietarios y que residen en España, el Sagrado Caliz o Santo Grial, que le ha facilitado en Palestina un moribundo Juan de Ribera.

Como es habitual, y esto sí es propio del cómic y lo ha recogido el guionista Pau Vergara, la trama se complica de forma considerable, hasta el punto de que Trueno y sus hombres se ven obligados a desplazarse al bajo Aragón para hacer frente al malvado Sir Black y a sus diablos negros, que tienen atemorizada la zona, y hasta hacer lo propio con un grupo de brujas. Incidencias que tratan de que el producto levante un poco el vuelo, razón por la que se recurre a los globos como decisivo factor en la batalla, con suerte desigual. La música, eso sí, del alicantino Luis Ivars es magnífica.