Los españoles pagamos alrededor de 300 millones de euros al año para que se reciclen nuestros electrodomésticos y ordenadores, a pesar de que en la inmensa mayoría de los casos (en un 80 por ciento, aproximadamente) acaban en descampados, chatarrerías o desguaces. Sólo un 20 ciento de los residuos eléctricos y electrónicos generados en España se recicla y únicamente el 10 por ciento se trata de forma correcta.

Estos son algunos de los datos de un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), hecho público ayer, en el que se denuncia que el reciclado de la basura electrónica es "muy deficiente" a pesar de que desde hace seis años este servicio se cobra a los consumidores.

Además, cada residuo no reciclado supone contaminación ambiental y materiales peligrosos descontrolados, entre otros problemas. Cada español paga unos 20 euros cuando compra un frigorífico y unos 5 cuando adquiere un microondas, una cantidad destinada a financiar el correcto reciclaje de esos aparatos cuando acabe su vida útil, pero que no aparece especificada en la factura. Ese importe va destinado a los fabricantes, quienes pueden ocuparse por ellos mismos del reciclado.

Pero normalmente delegan en un Sistema Integrado de Gestión (SIG), al que solo pagan por los aparatos realmente reciclados, a pesar de que solo son una pequeña parte de los comercializados. Esto significa, según la OCU, que los productores se están quedando con más de la mitad del dinero que los consumidores han pagado previamente.

Para llevar a cabo el estudio, la organización seleccionó quince electrodomésticos usados (cuatro televisores, cuatro lavadoras, cuatro frigoríficos y tres ordenadores), a los que se les instaló un localizador que indicaba su posición mediante tecnología celular de GPRS.