Los héroes de Fukushima, el grupo de personas que trabajaron en la emergencia nuclear provocada por el tsunami que asoló Japón en marzo, fueron ayer galardonados con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia por dar al mundo "un ejemplo de coraje ante la adversidad, sentido del deber, defensa del bien común y conciencia cívica". El jurado, reunido bajo la presidencia del jefe del Ejecutivo asturiano, Francisco Álvarez-Cascos, ha tenido en cuenta la "respuesta serena y abnegada del conjunto de la sociedad japonesa" desde ese terremoto y posterior tsunami, pero especialmente la labor de quienes se sacrificaron para tratar de limitar los efectos del desastre nuclear en Fukushima.

Así, el acta del jurado destaca que la respuesta serena de los japoneses "tuvo su más alta expresión en los grupos de personas que llevando esa abnegación a un grado heroico, pusieron en riesgo la propia vida al afrontar en la central siniestrada y su entorno las tareas que evitaron una tragedia humana y ambiental de mayores dimensiones".

Se conoce como héroes de Fukushima al grupo de 230 ingenieros, técnicos, bomberos, soldados, policías, voluntarios y jubilados que, pese al riesgo que suponía para sus vidas, trabajaron para atenuar los daños producidos en la central nuclear. Conocidos como los 50 de Fukushima, posteriormente el retén se reforzó con 180 personas que trabajaron para enfriar los seis reactores de la planta. De ellos, explotaron tres, se incendió uno, se dañaron los núcleos y se produjeron importantes y peligrosas fugas radiactivas que obligaron a evacuar a cerca de 80.000 personas que vivían a menos de 20 kilómetros de la planta.