Los toros en Ronda se convierten en una fiesta especial. El joven Manzanares lo sabe porque su señor padre realizó el paseíllo en la localidad que da nombre a tan bella serranía hasta diez veces de mano del creador de la corrida goyesca, el gran Antonio Ordóñez, allá por 1954. Desde entonces, Ronda se convierte durante los primeros días de septiembre en centro del romanticismo taurino. Y así ocurrió ayer, en esta ocasión con Julián López "El Juli", Manzanares y Cayetano.

El festejo ya había sido centro de interés en el mundo rosa, pues el traje que lucía el nieto menor de Ordóñez, rosa y azabache, lo ha diseñado al parecer Cayetana de Alba, que se dejó ver con su nuevo novio y futuro marido, desafiando a los años y a sus familiares. Cayetano, que volvía después de una lesión en la mano tras dos meses, colmó las exigencias del cuché con la asistencia de su novia, Eva González, y también se dejaron ver la hija del expresidente del gobierno Ana Aznar. Y otros cuantos más que pasarán a engrosar la nutrida nómina de "vip's" que dan fuste siempre a este evento.

Lástima que en el apartado meramente taurino, o torista, la cosa deje mucho que desear. Los astados de Núñez del Cuvillo lucieron el trapío habitual en estos festejos, rayando lo moralmente aceptable. Aún así, se movieron en general, con uno de excepcional juego, el cuarto. "El Juli" le realizó una faena muy de su corte, dominando y embebiendo la embestida del animal, llevándolo en largo recorrido y templando tanto en el toreo fundamental como en el accesorio, con molinetes, pase de las flores, circulares y rematado todo a la segunda de una buena estocada. Dos orejas en un astado cuya lidia había brindado a la Duquesa de Alba y que mereció la vuelta al ruedo. Al que rompió plaza le cortó una oreja tras faena marca de la casa, aunque menos lucida por la condición de la res.

Manzanares solo había cortado una oreja del segundo, un animal complicado que se quedó muy corto por el pitón izquierdo y resultó reservón por el derecho. Afanoso anduvo igualmente con el quinto, muy deslucido, siempre con la cara alta y que le llegó a poner en apuros.

Regaló el sobrero al ver que iba a ser el único en salir a pie del festejo, con tan mala suerte que el animal se lesionó de salido y hubo de ser apuntillado. Salió el segundo sobrero y, esta vez sí, el alicantino pudo concebir una faena compacta, ligada por ambos pitones y de templado trazo, factores comunes a las faenas que le han hecho salir como triunfador de ferias como Almería, Linares o Palencia durante la última semana. Los tendidos, casi en locura colectiva, le pidieron el doble trofeo tras acabar de una estocada en la suerte de recibir.

Antes, Cayetano había cortado una oreja del tercero por un trasteo más voluntarioso que lucido, y dos del sexto, noblote pero flojo, del que acabó con certera estocada.