Cualquier persona puede pintar en solitario, disparar fotos, hacer ganchillo o leer un libro, pero cada vez son más las actividades creativas o intelectuales que se realizan en grupo y se organizan a través de quedadas. Y no en Internet, o no solo en Internet. Por socializar, por crear comunidad, por necesidad o porque es una manera de compartir aficiones y aprender de otros tomando de paso un café o un bocata son varios los grupos con intereses comunes que han salido de la red en los últimos años para disfrutar del cara a cara.

El ilustrador Joaquín Aldeguer explica su experiencia a través de Dibujo Alicante, un colectivo que surgió igual en Madrid hace un año y que se ha extendido también a otras ciudades como Murcia, Bogotá o Barcelona: "Siempre me ha interesado dibujar con gente pero tampoco conozco a mucha gente que dibuje. Normalmente lo hago solo, así que cuando se creó el grupo de Alicante me uní". A su juicio, esta práctica en conjunto lleva a "aprender un poco de todos, tengan el nivel que tengan, ves la técnica de cada uno, la forma de ver el dibujo. Prefiero estar dibujando con alguien en persona en algunos momentos", indica.

Este colectivo se reúne desde hace unos meses en el espacio Camon cada dos semanas; en agosto hará su primera salida al aire libre y prevé hacer encuentros en streaming con otros grupos.

Las reuniones no están reñidas con la red. Verónica Cámara, estudiante de dibujo que impulsó el grupo junto su hermana, añade que "todo se organiza por Facebook y cuando acaban las sesiones hacemos fotos y las subimos a Facebook". Anima a la gente a sumarse al grupo -"porque todo el mundo sabe escribir pero no todos saben dibujar"- para "divertirse un rato, experimentar, mejorar y aprender de otros", además de considerar "imprescindible el aspecto de comunidad, de estar juntos, eso me gusta".

Para Inés Gil, fotógrafa de 45 años y miembro del grupo de fotografía nocturna Noctámbulos creado hace cuatro años, organizar salidas era una necesidad. "Por la noche no es muy aconsejable hacer fotos solo. A veces necesitas a más de una persona para iluminar, a veces vas a casas abandonadas y pasas miedo o te puede pasar algo en medio del campo. O simplemente, tienes que hacer una exposición de 20 minutos ¿y qué haces mientras? Siempre será mejor hablar con alguien, comentar cosas de fotografía o de lo que se tercie", explica Inés, que indica que casi todos los fines de semana hay quedadas de grupos pequeños de 3 a 5 personas para luego compartir las fotos "y ver que ninguna es igual". Aunque le resta horas de sueño - "me voy cuando todos en mi casa duermen"- y a veces salen con 6 grados bajo cero, a Inés le compensa "porque me siguen impactando las fotos circumpolares y quedamos casi siempre los mismos, ya hay una cercanía".

También suelen ser los mismos los miembros del Club Doble Seis de juegos de mesa modernos, formado por trece socios y en trámites de crear una asociación en San Vicente del Raspeig. Pero para Pablo Suau, "lo interesante es jugar con gente diferente. Esta es una actividad social y lo que nos une es una afición común, más estimulante que un videojuego y un reto intelectual divertido", apunta tras indicar que con frecuencia organizan jornadas de iniciación para difundir los juegos.

Como en otros casos, varios amigos crearon un foro en Internet y a partir de ahí organizaron quedadas para disfrutar de las partidas una vez al mes. No hablamos del Monopoli, el Risk o los juegos de más de 50 años, sino de un mercado que crea cada año un millar de nuevos juegos al año, con temáticas tan diversas como el conflicto de civilizaciones, el islam, las elecciones alemanas, la Guerra Civil española o la construcción de líneas ferroviarias, por poner solo algunos ejemplos.

"Hay una comunidad muy importante de usuarios de todo el mundo en Internet, donde se comparten noticias o críticas de juegos e incluso muchos de estos juegos se están trasladando al iPad con aplicaciones", señala Suau, quien considera que Internet es un vínculo entre los jugadores que hace que se haya puesto de moda y que esta actividad sea cada vez más popular, pero defiende el encuentro real antes que el virtual: "Lo mejor es reunirse con la gente. Existen herramientas para hacerlo por Internet pero no es lo mismo, preferimos el cara a cara. El juego tienen un componente social y, además, es algo que tienes que tocar con tus manos".

A Helena Vicente, que hace dos años empezó a hacer ganchillo y amigurumi, se le ocurrió convocar el primer encuentro en Alicante el verano pasado y hoy ya llevan ocho quedadas en el espacio Camon (en agosto se celebra los días 26, 27 y 28 el Segundo Encuentro Nacional), ya que esta actividad se ha difundido en gran parte por los blogs y las redes sociales. "Esto es lo que llamamos desvirtualizar a las personas que conocemos a través de Internet. En la red puedes conocer el trabajo de muchas personas que no están aquí, hay vídeos para aprender y patrones -explica Helena-, pero las quedadas son diferentes: estás con gente a la que le hace ilusión lo mismo que a ti, hay gente mayor, gente más joven, nos consultamos dudas, nos damos ideas, nos ayudamos...".

Pero las reuniones no sirven sólo para mejorar las habilidades en esta práctica, sino para pasar un buen rato haciendo algo creativo. Aunque estamos tres horas cuando nos juntamos, yo normalmente hago poco porque estoy siempre charrando, a veces nos llevamos merienda o una hace una tarta. Te lo pasas muy bien".