¿Ha imaginado alguna vez su vida fuera del canto?

Sí. De hecho, una vez tuve una crisis personal importante que coincidió con la muerte de mi madre y verdaderamente me pregunté si realmente quería seguir en esta profesión. Es verdad que mi carrera la inicié con una pasión, pero cuando llegas a nivel profesional no siempre estás emocionalmente con ganas y has de dar lo mejor cada día.

¿Le gusta mirar al público?

Sí.

¿Y qué lee en sus caras?

No se mira a sus ojos ni a sus caras, se mira al público que es un ente común que se respira. Desde arriba se pueden respirar las vibraciones. Por eso, siempre he pensado que la música no perecerá nunca. Por mucha tecnología que aparezca nunca se suplirá lo que significa el contacto directo y el intercambio de energía entre el público y el artista. Esa sensación es muy fuerte e inexplicable.

¿Y en qué parte de su camino está?

No lo sé, porque tampoco sé el día que terminará esto. Solo sé que estoy caminando. Se hace camino al andar como dijo Machado. Ésa es una frase muy inteligente. El futuro se hace andando. ¿Quién sabe lo que me puede suceder mañana?

¿Es una mujer de compromisos?

Sí en cuanto a la familia, la amistad, la lealtad, la fidelidad. Soy bastante fiel. Nunca digo una mentira. No me gusta mentir. No me gusta engañar ni que me mientan...

¿Diría que se han acabado la divas, en el sentido estricto de la palabra, porque hoy su mundo es más exigente, más profesional, más real, de otros retos por las propias exigencias del mercado?

Pero no sólo en el mundo de la lírica sino en el mundo en general. Creo que esto va unido a otros cambios. Todo va en concordancia. Se está acabando el clasismo, el servilismo...Hoy en día cuando se tiene gente en casa que te ayuda no son sirvientas sino tus ayudantes. Es un cambio de mentalidad. Es posible que aún queden individuos que crean que todavía están en el siglo XVIII, pero no es lo normal. Ese tipo de divismo me da mucha pena porque está basado en la inseguridad. Cuando eres profesional y estás preparada para tu trabajo lo que quieres es salir y cantar y no estás pensando si en el camerino hay o no flores.

La cantante Ana Luisa Chova confesaba hace unas semanas que existe una laguna generacional, que sería la suya, ya que los teatros españoles prefieren nombres extranjeros para sus repertorios por una cuestión de snobismo.

Me gusta mucho el trabajo de Chova y la técnica que tienen sus alumnos, y sí diría que un poco está pasando lo que dice Chova. Siempre ha existido ese complejo de que el cantante de fuera lo hará mejor. Pero en este momento no es verdad, aunque lo continúen aplicando ciertos teatros y según quién los dirija. Hay teatros en España que están apoyando a los cantantes españoles, pero sí es verdad que, por ejemplo, en el Palau de les Arts hay pocos cantantes españoles. Pero esa es una decisión de la intendente y quizá los cantantes españoles no sean su fuerte.

Es muy directa...

Hay cantantes españoles que están muy bien y, además, un teatro español debe apoyar a los cantantes españoles porque se trata de teatros que están siendo pagados con nuestros impuestos. Con lo cual, un mínimo de respeto. Luego están también los agentes. Me han llegado a decir que con cuarenta y cinco años estaba mayor para el mercado.

¿Qué cree que le ha dado al público?

Sólo salgo e intento ser feliz con lo que hago. Ser feliz cantando, interpretando.