Indiscutible del podio de grandes damas del teatro español y con más de 170 premios a sus espaldas, como recordaría ayer la directora del Principal, María Dolores Padilla, Nuria Espert conserva el arrojo de una joven actriz y una actitud aventurera que podría avergonzar a la mayor parte de los artistas consagrados. Lejos de vivir el cénit de su carrera dejándose aplaudir en el umbral del parnaso, la actriz ha tirado de tablas y de voluntad para dar vida y contenido a los cuatro personajes principales de La violación de Lucrecia, una obra de juventud de William Shakespeare que la intérprete catalana ha redescubierto no hace mucho tiempo. "Buscando algo distinto al personaje de Lady Macbeth, volví a leer la tragedia de esta muchacha, la más bella y casta de Roma, que es violada por el hijo del rey. Lloré y me emocioné. Había que interpretarlo. Y me pregunté si sería capaz de hacer que el público viese no sólo a Lucrecia, sino también al violador, al marido... Y parece ser que sí", recordó la actriz durante la rueda de prensa previa al estreno de ayer tarde.

Con este planteamiento comenzó un proceso de varios meses en el que la propia Espert sintetizó el texto original, con ayuda del traductor José Luis Rivas, para dar forma a una obra de hora y media, donde ella interpreta en cada función a los cuatro personajes protagonistas sin apenas descanso. "Es una joya de una violencia y belleza enormes, que lleva detrás un gran trabajo que espero que no se note", declaró en relación también al trabajo de escenografía, vestuario, iluminación y sonido que lleva detrás La violación de Lucrecia. Sabiendo que era "una de las cosas más arriesgadas que he hecho en mi carrera", buscó la complicidad del productor Juanjo Seoane, un joven director como Miguel del Arco y su equipo, y propuso aplazar el inminente proyecto de interpretar La loba de Lillian Hellman hasta el año que viene. El resultado se vio anoche en el Principal y se repite hoy en segunda función a las 19 horas.

Ha dicho que para interpretar bien tiene que olvidarse de todo y fluir con el texto. ¿Es como si los personajes la poseyeran durante la representación?

Es más bien dejarse abducir. La obra es algo que se apodera de la actriz y del público. La gente apenas respira. Y esa tensión me acompaña.

¿Qué explicación le encuentra a que La violación de Lucrecia esté considerada como una obra menor de Shakespeare?

Los estudiosos verían que tenía largos monólogos para ser una obra de teatro. El no poder clasificarlo, no poder decir que pertenecía a los Sonetos o al Otelo, ha creado un desconcierto que ha hecho que fuese encajada como una obra de juventud menor.

Ese conocimiento del alma humana de Shakespeare al definir los personajes al que se ha referido antes, ¿ consigue que el espectador llegue a sentir empatía hasta con el violador?

Te explica qué está pasando dentro de esa persona. Él es un noble, un heredero que va a ser rey. Es decir, no es alguien que vaya alegremente a forzar a la muchacha. Pero, tras todas las consideraciones de su inteligencia y de su miedo -el marido de la chica es su primo, es su igual-, la obra te explica cómo ningún razonamiento puede contra el impulso de hacerlo.

Cree que ese razonamiento podría explicar qué pudo llevar, en caso de que así se pruebe, al expresidente del FMI a abusar de una camarera?¿ o a Julian Assange a hacer lo mismo?

Sí, es cierto, no lo había pensado... Shakespeare explica qué le puede haber pasado a Strauss-Khan, qué le podría haber llevado a jugárselo todo, familia, trabajo, prestigio, por un arrebato. Al principio no me lo creí, pensé que era una trampa para frenar su carrera a la presidencia de Francia. Pero ahora que ya hay más información, sí. La verdad es que Strauss-Khan es una especie de Tarquino.

Ha dicho en la rueda de prensa que se trata de un estreno mundial. ¿Nunca antes se había representado La violación de Lucrecia?

Bueno, es verdad que cuando presentamos el programa estábamos convencidos de que nunca se había hecho. Sí que ha habido lecturas escenificadas del texto y en Argentina ha habido algo parecido, con un actor haciendo varios personajes. Pero en España no se había hecho nunca, porque no es una lectura, sino una obra teatral.

Usted no sólo interpreta a los cuatro personajes sino que también ha adaptado el texto de original. ¿Cómo fue el proceso?

Eso es, la dramaturgia del texto la he hecho yo. Fue un trabajo de muchos meses, siendo consciente de la importancia del material que tenía entre manos. Está basada en la obra original de Shakespeare -con el diccionario de inglés al lado- y en la deslumbrante traducción de José Luis Rivas. Hasta ahora, todos conocíamos a Shakespeare gracias al trabajo de Astrana Marín, pero siempre traduce en prosa y todos los personajes parecen hablar igual, cuando Shakespeare conseguía que cada uno tuviera su propio ritmo interior.

¿Por qué ha elegido un trabajo tan arriesgado, si pasa miedo?

Porque me lo busco. Me doy miedo yo, me da miedo que se me vaya la concentración un segundo, resfriarme, que me falte la mucha salud que hace falta para esto. Todo eso es lo que me da temor.